miércoles, 11 de mayo de 2016

la metacognición de wigfredo




Prologo.

En una cafeteria cualquiera, en la parada del autobus, mirando las revistas del kiosko, deambulando en una tarde de octubre, caminando por la calle; o tal vez cruzando en sentido contrario un puente psicofísico entre el mundo paralelo de marise y el mundo de la realidad, dos personas totalmente diferentes intercambían sus miradas  y al final del día descubren sin querer que sus destinos caminan inseparablemente el uno junto al otro. 

Mis relaciones con él.
 por marise 

Cuando Wigfredo se sienta delante de un papel en blanco y acaba haciendo historias que no pretendía escribir, la responsable soy yo - iba decir esta pantalla en blanco pero nuestros lectores aún no están preparados para asumir las consecuencias de abandonar el papel.
 Yo soy la que da un poco de extensión a las historias que aquí contamos y el toque femenino.

Wigfredo llega a casa, tira la chaqueta encima de ... y ya se olvidó de ella hasta que un día se acuerda que tiene chaqueta y pregunta:

- ¿Viste mi chaqueta gris?
- ¿Porqué. Compraste una chaqueta?.
- No, no. La de siempre.
 -¿No será una que dejaste tirada en la habitación y ya no te acordaste más de ella?  Porque un día me cansé de verla y la colgué en el armario. ¿Sabes donde está el armario, no?. Donde las personas dejan la ropa recogida...

  Yo no quiero tirarme meritos pero digamos que soy la que suda la camiseta y la que pone la lavadora en este blog.

Quiero aclarar que a mi lo que realmente me gusta es leer revistas de fotografias de color y ponerle bigotes prusianos a las mujeres. Si invento estas historias es por ayudar a wigfredo que es timido y medio tonto; y para que evitar que sea el protagonista de los lios en que se mete.

Ya de pequeñito wigfredo destacaba por su manera de hablar: 

- ¡A ver niños traerme vuestros cuadernos con los deberes hechos!

- Profesora,  yo tengo una prima que un dia que pidieron los deberes en clases se había olvidado la libreta en casa.

- Le dices a tu prima que mañana traiga a clases veinte copias de los deberes de hoy.



Martes trece.

- Profesora el otro día al atardecer mi prima pasaba con sus padres por delante del colegio, cuando regresaban a casa de pasear, y creyó ver la sombra de un niño en una de las ventanas.

- No te preocupes, seguramente lo que te parecía un niño sería Altolaguirre que andaría apagando las luces de las clases.

-¿Altolaguirre?

- Altolaguirre era un profesor del colegio muy cariñoso con los niños, pero a veces pasan cosas que no debieran ocurrir:
A ver Altolaguirre, que falte a un niño aún tiene un pase. Se tacha un numero en la lista de los niños que vinieron a clases y ya está. Pero que le falte un brazo a un niño... 
Altolaguirre, todo el mundo se fija en que a un niño le falta un brazo. ¿Y como lo vamos explicar si el brazo no aparece?

- ¡A ver Altolaguirre, coge un lapiz y pinta un niño ahí, en una hoja!. Lo primero que hace cualquiera al hacer un dibujo de un niño es ponerle cuatro extremidades.

¡Dibuja un niño sin un brazo!. ¡A ver; mira para el dibujo que acabas de hacer!. Lo primero que piensa alguien si ve un niño sin un brazo es que pasa algo.
- ¿ Altolaguirre, tu tienes algún trauma  infantil?

- ¡Mi mama dice que soy introvertido!

- Mira Altolaguirre, por que eres el hijo del jefe, lo que vamos hacer es que sigas viniendo a trabajar todos los dias pero te quedas escondido debajo de las escaleras de la entrada, sin que te vea nadie.

Y así Altolaguirre se esconde a la entrada del colegio y cuenta los niños que entran a primera hora de la mañana y los que niños que salen del colegio cuando acaban las clases por la tarde, para que no quede nadie olvidado dentro.



Bueno después de leer está historia os abreis dado cuenta que es mejor que escriba yo en vez de wigfredo y además si el lector no lo ha comprendido aún esta historia es para que se pueda leer sobre quien maneja la pluma y descubrir si no seremos la prima de wigfredo.



A veces hay que ver más alla de los hechos que ocurren para descubrir lo previsible que es el caos.

mvf.