martes, 26 de junio de 2012

El regreso 14




A primera hora de la mañana un coche negro, con dos hombres en su interior, se detuvo a distancia suficiente en la carretera del centro penitenciario de teixeiro de la coruña. Se apagó el motor y tras unos minutos de contenido silencio, el canto de los grillos y las aves, suspendido con la llegada del vehículo, llenó de nuevo el aire espeso, húmedo y caliente de la mañana de verano.
No tardó en abrirse el portón y al cabo de un rato salió un hombrecito bajito y esmirriado que parecía que saltaba en vez de andar. La puerta del centro se volvió a cerrar tras él. El conductor del vehículo con el brazo estirado, desde la ventanilla hizo señas para que le viera. El sisa se acercó y habló con ellos. Y mientras la naturaleza se volvió nuevamente muda,- parecía que grillos y aves se querían enterar de la conversación - del coche bajó un hombre, alto y corpulento que dio la vuelta alrededor del coche para abrir la puerta del vehículo al sisa. El sisa entró y se sentó en la parte de atrás del coche.
El hombre esperó a que el sisa se pusiera el cinturón de seguridad, comprobó que estaba bien puesto tirando del cinturón; cerró la puerta y volvió para su lado del vehículo. Después, el coche arrancó y partió lentamente para trasladar al sisa a la casa de su madre.

Tras ellos quedaba una discusión entre grillos y aves que se iniciaba de nuevo en el aire espeso, húmedo y caliente de una mañana de verano.
Llegando al pueblo, el coche negro se cruzó con un super cinco* renault cinco, de color rosa, que iba a ciento cuarenta y siete kilómetros por hora. Lo conducía una mujer, y detrás llevaba tres niñas.
Era Ligia y sus hijas, que iban urgentemente al veterinario con una pequeña gatita blanca porque se había caído y parecía que tenía rota una patita.
Y mientras el turismo dejaba una polvareda tras ellos alejándose, el coche negro seguía con su tranquila velocidad, entrando en el pueblo. Finalmente se detuvo a la puerta de la casa del sisa.
Después de despedirse de los hombres del vehículo, el sisa bajó y se dirigió a la casa de la madre. Llamó a la puerta, y esperó, mientras no le perdían de vista los ocupantes del coche. La puerta se abrió y una señora mayor al verle le dio un abrazo y unos besos arrastrándolo al interior de la vivienda.
Cuando desapareció de la vista de los hombres del coche el sisa, al cerrarse la puerta de la casa, partieron saliendo del pueblo a toda velocidad. Habían cumplido su encargo de llevar a nuestro amigo sano y salvo a la casa de su madre.

Nuestro abogado había mandado un recurso al juez porque, dado lo esmirriado que era el sisa, la guardia civil a la hora de detenerlo y meterlo en el coche patrulla después de leerle su derechos “ debió preguntarle: si quería un asiento elevador para niños “ para sentarse en el asiento posterior del coche patrulla, dado que en el transporte el sisa corrió un probable riesgo de asfixiarse con el cinturón de seguridad del vehículo.
La fiscalía teniendo en cuenta el gasto que podría significar el comprar asientos elevadores para niños para los vehículos de la guardia civil, y que el acusado solo pretendía llegar a casa de su madre,  valoró el escrito, y el juez no tardó en mandar la orden de liberación del sisa, amonestando seriamente a los agentes de la patrulla que lo habían detenido porque el robo de los sacos de patatas, aprovechando la ocasión, no era comparable al peligro que el detenido había corrido de asfixia.








lunes, 18 de junio de 2012

La fauna 13



En enero florece el romero,
en febrero la flor en el almendro
en marzo florece el tomillo
 y al terminar abril la flor en la vid

en mayo el acebo

y en junio marise ... :

Toda la ropa de invierno para el baúl
toda la ropa de verano para el ropero.

¿ y estos pantalones ?
¡ por dios marise,
si ya no cabes en ellos !



Para el paciente ojo de la abuela de los de la labrada, una finca es como un geranio puesto en una ventana y como las plantas de las macetas hay que vigilara y cuidarla para que poco a poco vaya creciendo.
Un día se pone unas piedras en los lindes de la finca ocupando unos metros de más del comunal, así pasado unos meses, si nadie retira las piedras ni hay movimiento, se cortan las hiniestas o retamas para la cama de las ovejas y de paso se aprovecha para dejar unos montones encima de las piedras -quedan para venir a recoger con el carro de la burra, pero no se viene-  Pasan más meses, se ponen dos palos y se tiende una cuerda, con el tiempo como la cuerda se cae se pone un alambre … Llegado un momento hay que poner unos ladrillos y para que los ladrillos se sujeten se pegan con arena y cemento no vaya ser que se caigan y lastimen a alguien al pasar.

Y así crece la tierra con el cuidado del ojo atento y paciente de una mujer de campo; que vio como crecían los arboles y como el viento que va regresa, y se lleva la vida de los campos y la vuelve a traer. Que parió y vio crecer a los hijos, y como estos se casaban y traían más hijos que no eran de una pero como si salieran de la misma carne de una ...
Apareció su nieto de cuatro años, con los mocos colgando de la nariz; y después de sonarselos, le pasó la mano, por encima de su pequeña cabeza, entremezclando sus dedos ancianos, con cabello dorados del niño, como si la luna acariciase la tierra de la huerta.
Le dio una palmadita en el culo y marchó corriendo como si hubiera empujado  un coche de juguete, por el pasillo.


Hacía rato que la abuela de los de la labrada llegó a casa después de venir de misa. Se había puesto el mandil y estaba en la cocina sentada en su silla de mimbre pelando patatas. Las patatas las cogía de un saco que tenía a su lado, y que guardaba debajo del fregadero. Iba descendiendo la monda, según se pelaba la patata, deslizándose dentro del caldero de plastico negro* en el que se echaban los residuos orgánicos que se podían destinar para consumo animal, y al terminar, la monda caía dentro del caldero. Volvía a coger otra patata y repetía de nuevo la operación.
En la casa había movimiento puesto que tenían obreros haciendo reformas en el cuarto de baño. levantaron el piso, para poner otro nuevo, y alicatado las paredes. Quitaron la vieja bañera, que no se usaba más que para ducharse, para poner un plato de ducha grande, porque en el campo el agua es un bien y debe estar en los pozos que es su tesoro.
A las doce, los hombres hicieron un alto para juntarse en la cocina donde les tenían preparado un café y unas galletas de tentempié. Y Cuando estaban en medio de la tertulia del cafe, sin dejar de pelar patatas, la abuela levantó la cabeza y dijo: 
- El cura nuevo encontró la vieja talla del santo que se tiró cuando se arregló la iglesia y se compró la nueva. Dice que hay que repararla, que ha sido una señal de dios y de paso que hay que arreglar el tejado de la iglesia.

Calló y continuó pacientemente pelando patatas,  mientras el silencio de la sorpresa se extendía contagiando a los presentes, quienes con ello decidieron volver a su trabajo. 

El movimiento mecánico de las manos reconfortaba las viejas articulaciones de sus dedos de la ancina.

Entonces la hija miró para la abuela y levantando la voz, porque la mujer era algo sorda, le gritó :

  • ! ABUELAAAAAAAAAAAAA … NO PELE MÁS PATATAS, QUE YA LLEVA USTED MEDIO SACO ¡ -



La abuela se levantó y recogió el caldero, y así que los hombres volvieron a trabajar, cogió un trapo que tenía guardado dentro de un cajón debajo de la mesa y limpió las migas y las manchas que quedaban del cafe caído sobre el hule viejo.

Mientras la hija, una señora de 50 años, se afanaba con las potas, la abuela extendió el periódico encima de la mesa y puso el dedo calloso, detector de noticias, sobre la hoja del periódico. El dedo empezó a deslizarse de un lado a otro sobre la hoja extendida, olfateando la noticia como un viejo sabueso, hasta que de repente se paró. La anciana bajó la mirada hacia el lugar donde se había detenido el dedo, en una esquina del periódico; allí se escondía una escueta noticia. Y empezó a leer en voz alta y pausada:

- Un octogenario ... - carraspeó su ronca voz y volvió arrancar de nuevo - :
- Un octogenario fue denunciado por agentes del servicio de protección ambiental, por delitos contra la fauna autóctona protegida, con motivo de haber colocado en su huerta trampas para animales que pudieran incluso haber lesionado a personas.
El denunciado fue detenido en un primer momento por estar recogiendo piñas en un pinar de su propiedad para encender la cocina, por dejar sin alimento a las ardillas, animales protegidos de la fauna autóctona. Invadido por un ataque de nervios que le produjo una fuerte hilaridad e indignación, fue llevado a su domicilio, dado su estado de agitación, para llamar a los servicios medicos que le atendiesen por ser una persona de edad.  
Una vez en su casa los agentes pudieron divisar en la huerta existente en la parte posterior de la vivienda, la instalación de cuerdas y trampas con alambre espino que podrían inmovilizar a una persona entre unos 65 y 140 kilos produciendo le golpes, rasguños y heridas con sus elementos punzantes
El arrestado A.V. L. vecino de marise, preguntado por los agentes que le custodiaban, manifestó que las trampas y sogas hechas con alambre espino eran para el jabalí, que de un tiempo para aquí, en sus periplos nocturnos, no paraba de invadir las fincas de su propiedad  para darse un festín, metiéndose incluso en la huerta de la casa donde tenía plantadas todo tipo de hortalizas y tubérculos.

La abuela de los labradas levantó la cabeza y le dijo a la hija: - Oíste, este ... A.V. L. ¿ No será el tio Avelino ?-.




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lunes, 11 de junio de 2012

El bolero 12





Nuestros amigos del puerto estaban indignadísimos con los paseos que se daba  la guardia civil en la planeadora incautada , y cada vez que los veían pasar por la ria, con los aparejos del congrio montados disimuladamente a los costados de la embarcación, pasaban varios días enojados discutiendo por cualquier motivo entre ellos.
Uno de los motivos más frecuentes de las riñas era por culpa del herrero que de un tiempo para aquí, como trabajaba para la guardia civil cuidando la planeadora, no se arrimaba a ellos; pero el motivo mas serio era  que lo necesitaban a él para la construcción del sumergible porque tenían montado un astillero artesanal, en una finca de su propiedad lindante con el rio, donde había suficiente profundidad para fletar una embarcación, y salir a la ria.
La ocasión no tardó en llegar y finalmente llamaron los venezolanos a través de una prima tercera ... que tenían aquí.
Los venezolanos no querían distanciarse de galicia porque no paraban de presumir en su tierra que de una u otra manera tenían algún ascendiente gallego, y por eso querían seguir manteniendo contacto con nosotros.
Apesar de todos los engaños a los que les teníamos acostumbrados los venezolanos habían decidido, "una vez más" que mandarían por ultima vez a una persona de confianza.

No tardó en llegar el negociador, y se encontraron en la taberna de la sagrado, quien cerró a la noche para la ocasión.
El amigo de los venezolanos se llamaba "el bolero" y llegó escoltado con dos matones que parecían estibadores del puerto de la coruña.
Cuando llegaron nuestros amigos "el bolero" ya había sido puesto en antecedentes del lugar por la sagrado porque se había atrevido a tocarle una nalga "fuera del momento" y recibió un guantazo inmovilizador en toda la cara por tocar partes próximas a zonas guarras y asquerosas del cuerpo humano como es el culo, que la sagrado como todas las gallegas, es muy escrupulosa antes de dar el visto bueno.

Alrededor de una de las mesas habituales en las que se echaba la partida a las cartas comenzaron a exponerse las diferencias entre unos y otros: 

El venezolano quería una copita de ron, pero la sagrado le dijo que no tenían aguardiente de caña y le animó a que probara una copita de aguardiente que le iba ser mejor  – no se atrevió a desdecirla -.
 Nuestros amigos tomarían unos cafés fríos *licor café hechos con el mismo aguardiente y café.

Los venezolanos estaban muy molestos con la perdida de la planeadora y habían hablado con los colombianos de pasar el negocio del transporte a manos de los rumanos, porque ya estaban hartos de que nosotros les engañasemos.
Los nuestros querían tomarse el quite con la benemérita porque los veían salir todos los días con la planeadora y no se ocultaban de llevar los aparejos de pesca montados para el congrio.

Los venezolanos pensaban que el herrero había dado el chivatazo de la planeadora a la guardia civil porque había sido el mas beneficiado al hacerse cargo posteriormente del mantenimiento de la planeadora y los nuestros necesitaban que el herrero volviese a trabajar con ellos para realizar sus planes tendrían y además los de la batea habían cogido interés especial en que se arreglase lo del herrero porque sus mujeres habían acordado no ir a la cama con ellos mientras no resolviesen el asunto que no querían que los hombres anduviesen a tiros por ahí ni llamasen la atención que después se acababan creando bandos con las vecinas y terminaban hablando mal unos de otros.

Bueno, resumiendo, el acuerdo con " bolero " fue: las cañas y los aparejos rotos , para venganza de los nuestros, quienes además recuperaban al herrero que venia evitándoles, desde que trabajaba para la guardia civil de mantenimiento de la planeadora , porque no quería que le vieran con malas compañías.
Para satisfacer a los venezolanos: estos se llevarían los motores de la planeadora dejandola inutilizada y se conformarían con que el herrero se quedara sin el trabajo del mantenimiento de la planeadora, que un puesto de trabajo hoy en el pueblo es un puesto de trabajo. Y además a los venezolanos se les haría entrega de una garrafa de aguardiente para celebrarlo.




lunes, 4 de junio de 2012

un mar de arrugas 11




Por la mañana la casa estaba toda revuelta tras el regreso de mis padres el día anterior, pero había cobrado vida.
Cuando me levanté las maletas estaban en el pasillo de la casa, unas vacías y otras entreabiertas y mi madre, que ya llevaba levantada hace rato, se había metido en hacer una auditoria de la ropa del viaje que en varios montones, según los colores, se iba apilando para desfilar por la lavadora.
Mi padre hacía rato que había desaparecido de casa y se había ido a la huerta. Estaría viendo los manzanos, los cerezos … los kiwis; hemos plantado kiwis, con lo ricos que están , cuando es la época, recién cogidos del árbol.
Aunque aparentemente inertes las plantas son seres vivos y se nota su vida para el ojo paciente del cuidador que sabe apreciar sus cambios.
 Aquel castaño se ha recubierto de hojas, su verde se ha vuelto mas oscuro. Aquel cerezo están brotando sus yemas, pronto tendrá flores
Hay que limpiar aquel riego, para que el agua fluya mejor.  La higuera tiene necesidad de que se limpie alrededor que está echando muchas varas …


Cuando vino a desayunar, mientras sorbía el café con leche nos dijo todo ufano: - el semillero de los tomates cherry y los pimientos de padrón han brotado, tendré que hacer unos surcos para transplantarlos - y al terminar marchó de nuevo para la huerta.
Quedamos solas mi madre y yo en la cocina :
 -marise- , me dijo mi madre – hay que llamar al abogado que se encargue del sisa -
aja-, le respondí- 
- Si tu te me miras la lavadora yo voy hacer unas llamadas telefónicas – volvió a decir.
- vale mama- dije asintiendo.


Mi padre está liberado de la mayoría de las actividades domesticas por el estres que le producen los aparatos electrodomesticos .

A veces cuando no estamos en casa se decide a utilizar la lavadora y me llama en secreto todo apurado : - marise el programa para la lavadora... que lo pongo.  en la g o en la h, o en el medio de las dos, porque no arranca -.
Yo le respondo amablemente, - papa, no te preocupes que ya la pongo yo al llegar - 
Aunque le podía responder : - ¿ has mirado si está la lavadora encendida ? Porque tiene un botoncito que pone on/off … -

Porque después mi padre siempre se olvida de colgar la ropa y para evitar trabajos inútiles.

La última vez que quiso planchar una camisa mi padre se lió con el manual de instrucciones de la plancha y ahí estuvo atascado hasta que mi madre decidió rescatarlo, porque ya era la hora de la comida. - Mi madre cogió la plancha que se deslizó suavemente por la tela de la camisa convirtiendo un mar de arrugas encrespadas en una laguna de agua dulce-.
Como dice mi madre: mi padre sirve para aguantar cariñosamente todas nuestras burlas y porque tener un hombre en casa sirve , en la mayoría de los casos, para espantar a todos los demás.
A media mañana me tocó salir para hacer la compra de una larga lista que me entregó mi madre. Mi padre apareció inmediatamente ofreciéndose como taxista. Acepté la oferta y salimos mientras la jefa quedaba hablando por teléfono con nuestro abogado para rescatar al sisa de la cárcel
Nuestro abogado era un sobrino del xil, que residía en la coruña. y que llevaba todos nuestros casos y el de nuestros vecinos.


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