martes, 11 de septiembre de 2018

Nueva historia de Marisé

* esta historia salió al blog sin permiso, siendo todavía un borrador; la he completado rapidamente. y  vuelto a editar.



Es verano. La mañana del día está fresca y la luz brilla nueva en el cielo. La tarde seguramente será muy calurosa.
Salimos de casa, mi madre y yo. Vamos a hacer compras y después tomaremos un café en alguna terracita.
Caminamos juntas. La calle está llena de gente que viene, de no se sabe donde, para disfrutar unos días de vacaciones en el pueblo, con los suyos, y reencontrarse con las amistades de juventud.

Nos paramos delante del escaparate de una tienda de ropa y de repente oímos que gritan detrás nuestra.
- ¡Dolores de Marise!
Nos giramos para encontramos con unas amigas de mi madre. Son tres y vienen vestidas con prendas ligeras para soportar el calor de la mañana.
 Una de ellas, la más alta, gesticula y mueve sus brazos huesudos, para acercarse y envolver a mi madre con ellos. Después le estampa dos sonoros besos. 
Las otras dos, son primas de esta; quedan detrás de ella viendo como suelta a mi madre y se lanza a buscar otra victima.
- ¿Y esta? - pregunta mirando para mi. 
Se hace un corro entre todas, y repiten besos las primas, a modo de saludo. 
- No conocías a mi hija ?
-¿ Eres marise?
No me da tiempo a responder, ya han sonado dos besos en mis mejillas.
- Pues íbamos a tomar un café - dice mi madre colapsada por la alegría- ¿Si queréis acompañarnos... ? 
La fiesta está servida. Aceptan la invitación.
 ¡Hay, Dolores, te veo como siempre; no has cambiado nada!
Continua la conversación mientras comenzamos a andar.

Son las doce y media y estamos tomando sentadas en una de las terrazas de las cafeterías del centro.

- Con el tiempo se descubre que la pasión es una idiotez; lo importante son las cotidianidades que se crean y te acompañan siempre - decía la amiga soltera de mi madre -
Con la soltería se descubre la buena vida, lo que pasa, es que a las mujeres nos han adecuado con miedo a vivir libremente. ¡Ni que hubiera que ser un hombre para ser libre!

Risas

- Afortunadamente la naturaleza es muy sabía y ha inventado la menopausia para que descubramos
, aunque tarde, que los hombres no sirven para nada, y si una se empecina en no ser descubridora,  queda la viudez para bajar de la burra, por que el burro se murió; eso, sino es una muy cabezona para entenderlo y prefiere morirse antes que descubrir lo que te digo. Claro.

Nos reímos todas. 

Mientras nos reíamos sentía el pensamiento que rondaba la cabeza de mi madre:

- Una hija sin casar.
una hija sin casar.
una hija sin casar...


- ¡Que suerte tiene tu, hija, de estar soltera!- salió su amiga en el momento oportuno - sin tener a nadie esperando que regrese a casa porque es inútil para `poner una lavadora.

Pensé en mi padre, que quedó en casa buscando la manga de la camisa.

 - ¿Seguramente que has tenido muchos novios?

En ese momento me vino a la memoria... 


 Cogí el pocillo y me lo acerque a la boca como si fuera un escudo. Di un sonoro sorbo de café con leche, poniendo punto y aparte; y la amiga solterona calló, sorprendida.

- Si. Varios - respondí sin titubear, poniéndome a la defensiva. 

Al ver lo ocurrido, mi madre lanzó una mirada, ladeando la cabeza, diciéndome que no quedara mal delante de sus amigas. 


- ¿Y qué ? - le devolví la mirada, diciéndole -  no iba entrar en mis años oscuros.

En las piedras del puente viejo, no se puede acerrojar un candado, pero entre sus huecos está escondido el candado secreto del primer amor de Marise.


mvf.