lunes, 2 de enero de 2012

derechos humanos 2



Ya comenzada la mañana decidí salir de paseo e ir a la piscina municipal a pegarme un buen chapuzón. 
Me arreglé y salí de casa.
La afición por el agua me viene de muy pequeñita.
Mi madre guarda una foto de cuando me llevaron por primera vez a la playa.-  En la foto salgo sentada en la arena  próxima al agua. con la manos levantadas. Sorprendida por ese tacto nuevo y tan desconocido que nada se parecía a la piel de mis padres y de las superficies confortables de mi hogar. Mientras ponía cara de – ay , ay , ay, que dolor, que me estoy mojando,
Mi especialidad en el agua es un estilo de flotación, un tanto peculiar, que he perfeccionado con el tiempo, usando mis reales posaderas de flotadores, " de cubito prono" . Eso y el buceo.
Me cambie y me presenté en la piscina con mi bañador rosa y mi gorrito de estrellitas. Extendí la toalla próxima a la piscina y mire alrededor.
Siempre aprovecho cuando no mira el socorrista para tirarme al agua, como a mi me  gusta: tipo bomba o cisterna ... o plancha libre... o como sea;  por que en esto del chapuzón hay muchos estilos y poco escrito. - “ yo creía que solo se mojaban los pobres pero al final es algo universal “-
Aprovecho que no mira el vigilante por que dicen que molesto salpicando cuando me tiro o me plancho al agua en la piscina. Cuando era más joven pretendieron castigarme a recoger el agua que había salpicado alrededor de la piscina con una fregona, pero me escapé en un descuido mientras buscaban un caldero lo suficientemente grande.  


- Uno, dos, tres ... -  sujeto con una mano el gorro de baño, aprieto con la otra mano las narices,  cierro la boca y : - ! Ahí voyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy ..... ¡ -

Floté durante un momento y me fuí hundiendo poco a poco hasta llegar al fondo de la piscina y allí me quedé en el fondo de la piscina no fuera que me produjera un esguinze, que la última vez me marché con un dolor de hombros ...
pero me di cuenta que no había llamado la atención lo suficiente así que salí a respirar un poquitín para que me vieran y me volví hundir en la piscina antes de que me pasara algo ... - para mi que estaban hoy un poco despistados los vigilantes así que volví emerger pero esta vez levanté un brazo pidiendo socorro , pero sin que lo pareciese y me dío una contractura ....
Volví al fondo de la piscina para aliviar mi dolor y desencontracturarme, y ya me dí cuenta que algo iba mal.

Cuando desperté estaba estirada al borde de la piscina.. Yo me desmaye o me ahogue, vete tu a saber. que en ese rato de inconsciencia no se sabe lo que pasa. Y allí estaba el socorrista mirándome con cara de regañina que me recordaba la misma cara de enojo que me ponía doña Luisita.
El socorrista me ayudó a levantarme. Me estiré un poco y le dí las gracias . Me respondió sin abrir la boca con un gesto de hombros como si ya estuviese acostumbrado - Para mi que estaba agradecido por no haberme ahogado lo suficiente - Me eché la toalla a los hombros y marche en dirección al vestuario empujada por la mirada del socorrista.
- ! Ay , como me encanta el agua, si no fuera por este dolor de hombros que me da ¡ - .


Doña Luisita era un mujer menuda y delgadita que me habían puesto mis padres para que me enseñaran a leer. Venía por las tardes a casa y se ponía conmigo con la mirada por encima de mi hombro y su nariz aguileña apuntando a  las letras de un viejo libro que traía siempre con ella.
Así yo comenzaba mi lectura :
- ... y con más oscuridad de la que habiamos menester ... -
Coscorrón - Hay que dolor - - exclamaba
y Doña Luisita añadía – vuelve a leer y fijate bien, marise
Volvía a empezar pero de esta me fijaba bien y añadía toda ufana un acento a - ... habíamos ... -- ... y con más oscuridad de la que habíamos menester ... - leí de nuevo
Pellizco en el cuello de doña Luisita - ! Ay ¡ - me quejaba de nuevo – ! Pero si leí bien ¡-
Y volvía comenzar mi lectura : - ...
Casi dudando del acento, pero alli estaba en el libro, encima de la i : - ... y con más oscuridad de la que habíamos menester ... - pero esta vez alzando la voz
Doña luisita me daba ahora un tirón de orejas , que era su especialidad.
Y yo con una lagrima, esa gotita de agua salada bajando por la cara, le decía de nuevo - pero si lei bien. Doña Luisita. -
A ver marise, - vete leyendo despacito- , me ordenaba de nuevo que comenzará otra vez.
Entonces yo leí para mi, sin mover los labios, despacito, antes de volver empezar a leer en voz alta, para no cometer un error de nuevo y así evitar el castigo.
Aquí en el libro hay un error, que pone, : ... escuridad .... y no oscuridad- le dije
Después de sonreírme Doña Luisita, me dijo: - Y quien eres tu para corregir lo que pone los libros marise. Tienes que leer exactamente lo que pone solo así aprenderás a leer bien -


-Sancho amigo, la noche se nos va entrando a más andar, y con más escuridad de la que habíamos menester para alcanzar a ver con el día al Toboso, adonde tengo determinado de ir antes que en otra aventura me ponga, y allí tomaré la bendición y buena licencia de la sin par Dulcinea, con la cual licencia pienso y tengo por cierto de acabar y dar felice cima a toda peligrosa aventura, porque ninguna cosa desta vida hace más valientes a los caballeros andantes que verse favorecidos de sus damas - . 

Don Quijote de la mancha- M. De Cervantes.

- Yo de aquellas no sabía lo que era una inspectora ni nada parecido, pero doña Luisita era como una inspectora de letras de  la vieja usanza y con su libro de castellano antiguo, enseñó a leer a mucha gente- .

Cuando salí de las instalaciones de la piscina, me acordé de sor rebelde, internada en una residencia próxima de donde estaba. Así que como era aún  temprano y no tenía horario de ir a casa - ya que como se sabe mis padres están de “ excursión “ en las Baleares.
Decidí hacer hoy una visita a Sor rebelde en la residencia.

 * He de recordar al lector que tirones de oreja, pellizcos y coscorrones se daban antes a discreción del maestro por que de aquellas no teníamos derechos humanos.

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