domingo, 23 de abril de 2017

los lugares de las zarzas




En el pueblo, a parte de los bancos del crucero de la iglesia, están los bancos del parque de los robles; los del paseo del río, colocados a lo largo del malecón; y los de la plaza mayor; de todos ellos ,en cada lugar, las zarzas tienen tomada la mejor posta para dar el tiro de gracia a la gente que se ponga a su alcance.

Los días de misa, domingos y festivos, funerales y cabo de años, las zarzas se sientan en el banco, al lado del crucero, que hay frente a la iglesia;  los días de feria se sientan en el parque de los robles; durante el verano es frecuente verlas sentadas, al principio del paseo del malecón; el día de la semana en que el alcande recibe a la gente se sientan enfrente a la entrada del ayuntamiento, en el banco que hay bajo platanero centenario; y los sábados, por que ese día casi todo el mundo hace empanada, en el banco que  pusieron fuera los de la panadería para que no se parasen delante de la entrada impidiendo el transito de la gente.

Las zarzas eran la bisabuela, su hija, y una prima segunda, por parte de madre, que falleció.

Las zarzas llevan con ellas un cojín, que colocan junto a ellas, en el banco. Y si alguien se acerca para hablar con ellas, y mira para el cojín, la bisabuela carraspea y dice:

-¡Ahí se sienta Jacinta!

Jacinta está ahora en el cielo escudriñando desde arriba lo que hacen los vivos aquí abajo.

La bisabuela y su hija saben que Jacinta las está esperando en el cielo, y que tiene cogido para ellas el mejor banco frente a las puertas de San Pedro.

Y de momento esta ella allí de sólita, esperando para contar sus cosas a sus amigas:

Que si san Jose no hubiera sido tan confiado y estuviese en casa cuando tenía que estar, no le habría pasado lo que le pasó con el espíritu santo.
Que si Jesús y María Magdalena se habían casado en secreto en las bodas de Caná de Galilea para no molestar a la Iglesia que no están de acuerdo con el matrimonio.
Que si san dimas era un ladrón confeso y se fue al cielo sin devolver lo que robo
...
y también para contar cosas tan mundanas, que ella sabe, como el motivo por que se había enfadado el san Antonio de la Iglesia con la tía la rica, por que esta le prometía flores y misas, para que le hiciera sus favores y luego le engañaba para no pagarle, y como pasaba más tiempo discutiendo con ella los pufos que le metía, que atendiendo a los vecinos, un día se cansó y dijo basta.

 Jacinta se sienta todos los días en el banco de la entrada, del cielo, esperando que lleguen sus dos compañeras  y mientras tanto, como había sido Jacinta de buena y generosa, está velando por sus amigas que alguna vez ya le han pedido algun que otro favor para este mundo mundano, que se encargó de arreglarselo.

Y Así cuando Marivi apareció en casa de la bisabuela, para contarle que Roberto se iba a presentar para alcalde, la bisabuela carraspeo y dijo:

- Pídele a Jacinta que te ayude, que seguramente que San Pedro tiene muy mala memoria, que es ya muy mayorcito, y le debe más de algún favor.

 y cuando Roberto fue a visitar a sus matriarcas para dar queja del proceder de María Gabriela, solicitando una ayudita de Jacinta para recuperar su dinero, la bisabuela le respondió:

 - ya todo terminó y esta historia se acabó.

Y las zarzas nunca dijeron nada de lo que hasta aquí se contó.


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