miércoles, 18 de enero de 2017

No son como nosotros 7 La boda.


La boda de la hija del taxista quedó fijada para el San Antonio, el trece de junio, y el banquete en el asador de la hija de la bruja. Hasta llegar ese día, el párroco obligó a los novios a hacer la catequesis y colaborar como voluntarios de la iglesia, para enseñar a sus amigos a levantarse, sentarse y arrodillarse mientras se oficiaba la misa.

Los amigos, que eran de la pandilla de los del puerto, se negaron en un primer momento pero finalmente decidieron colaborar a cambio de unas cajas de cerveza. Y el cura al enterarse del acuerdo aprovecho también para hacerles ir todos los domingos a misa, hasta el día de la boda.
Después de lo hablado en casa de la bisabuela, los argentinos fueron por las tardes al ciber del bar del pueblo, y con mucha discreción empezaron a buscar una mujer casadera que fuera conveniente para casar a su primo gallego.

- Camarera, por favor, sabría hacernos dos choripán con chimichurri y dos infusiones de mate, como se hace en Buenos Aires? 

- ¿Señorita usted estuvo en Buenos Aires alguna vez?

  Después de varias tardes en el ciber dieron con una rusa por interné que aunque no cuadraba dentro del perfil matrimonial tenía unos precios muy competitivos que podría interesar a las partes. Así que se reunió la familia en la casa de la bisabuela para oír hablar lo que habían encontrado los argentinos.
La bisabuela, al oír la propuesta, puso el grito en el cielo porque la rusa para venir a España no quería hablar de matrimonio, sino que quería un contrato con vacaciones y dos pagas extras al año. Y además cobraba un plus por acto.
Roberto dijo que por esa parte no habría problema por que a él casi siempre le dolía la cabeza por las noches.
Pero aún así, un contrato laboral, no les parecía nada competitivo en precios. Los argentinos, sin reparar en gastos, regresaron al ciber y siguieron buscando en internet una mujer que quisiera un contrato matrimonial.

- ¡Camarera por favor nos pone dos choripan, con mucha salsa chimichurri, y una ración de patatas fritas con mayonesa y sal, como lo hacen acá!

Mientras tardaba la búsqueda de la media naranja, comenzó a producirse un gran nerviosismo en el entorno del alcalde, que llegó a afectar a los trabajadores del ayuntamiento con grave riesgo de perjudicar a los vecinos. 
Desconociendo que la depresión que últimamente mostraba Roberto en el trabajo venía por las calabazas recibidas de su prima de Argentina. Los trabajadores del ayuntamiento, viendo el estado de decaimiento de su regidor, creyeron que pronto podría ocurrir algo grave en la alcaldía. Incluso los trabajadores temporales llegaron a temer que se fuera a realizar una oferta de empleo publico que consolidara los puestos de trabajo en el ayuntamiento pues tenían arbitrado un sistema de contratación, de tal manera que ahora trabajaban en el ayuntamiento unos y cobraban del paro otros, y después lo hacían del revés, con el que rotaban por turnos los contratos entre los afines del partido y con la consolidación de la plantilla se terminaría con esta esperpéntica situación que ocurre en la mayoría de las administraciones locales gallegas. 

- Pues yo, si en Menciños consolidan los puestos de trabajo, y en el ayuntamiento donde trabaja mi primo, no; voy ir al defensor del pueblo que todos tenemos los mismos derechos.
 
Con todo, llegó el trece de junio, el día de la boda. El taxista era hijo de un primo lejano de la bisabuela y la familia fue invitada a ir a la boda de la hija. Roberto, tenía el doble compromiso de asistir: como alcalde y como familiar, así que, incluidos los argentinos, todos fueron a la boda de la hija del taxista.

Los novios llegaron a la iglesia en un viejo taxi, un Seat 1500, que relucía bajo el sol los cromados metálicos de sus aristas.
Los amigos de los novios, como ya habían superado el cursillo de los gestos en la misa, no entraron en la iglesia. 

- Cuando yo me case, me casara el alcalde, por lo menos ese no me hace ir a la catequesis.

Las zarzas también estaban invitadas a la boda; ese día en la iglesia tomaron nota de todo cuanto dijo el cura que casaba y dieron un repaso a la vestimenta de los novios..

Dieron el si quiero, sonó la música de Schubert y los novios salieron recien casados de la iglesia. Fuera, sus amigos les esperaban y los recibieron con una lluvia de arroz, en señal de fecundidad, prosperidad y buena suerte. Pasaron entre las cámaras de teléfono, que no paraban de hacer fotos, corrieron hasta el viejo taxi Seat 1500, donde les esperaba el conductor, vestido con traje y gorra negros,  con la puerta abierta sujeta con sus guantes blancos. Se metieron dentro del vehículo y salieron disparados para ir al lado del faro, donde están las piedras que hablan; allí les esperaba un fotógrafo para hacerse las fotos de recién casados.

Después de esto la gente empezó a marchar para el banquete que les esperaba en el asador de la hija de la bruja. 
Finalmente solo quedó el cura, que tras quitarse la vestimenta de dar misa y casar a los novios, cerró la iglesia atrancando las viejas puertas de castaño y echando cerrojo con una pesada llave de hierro. Al terminar también marchó para el banquete.

 Y en el asador de la hija de la bruja fue donde hizo su apareción Maria Gabriela.



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