Las Esparraguesas eran conocidas en el pueblo por su devoción a la misa. Alguien, probablemente debido a la estatura alta y delgada de las
mujeres de esa familia, había querido ver en ello el parecido a ese insecto, y las apodó con el nombre que en Galicia se le da
a la mantis religiosa.
- La mantis cuando está
al acecho con sus brazos recogidos preparada para atrapar a su presa, parece que está rezando, y por esa similitud se le llama mantis religiosa e incluso en algunos sitios de latinoamerica, a la
mantis se le llega a llamar santateresas.
- ¡Ahora mismo me adelantas a la esparraguesa!.
- ¡Aja! - respondió el sobrino de la tía la rica.
El sobrino obedeció inmediatamente pisando el acelerador a fondo, y coche aumentó su velocidad recibiendo sus ocupantes un pequeño
tirón contra el respaldo de los sillones.
Así empezó la carrera para alcanzar el vehículo de la esparraguesa.
- ¡Pero que se habrán creído las esparraguesas!
Los dos coches se pegaron casi el uno con el otro. Entraron en una
curva y chirriaron las ruedas de los vehículos. Al salir de la
curva el coche perseguido volvió a distanciarse.
- ¡ Pero adonde irá así, esa loca con tanta urgencia!.
El cuerpo de la tia la rica se inclinaba de un lado al otro del
vehículo, en las curvas.
- ¡Aja!.
- Que tanto aja, que pareces un loro. Conduces como las
moscas, y mírame cuando te hablo - gritó la tía la rica ofuscada,
sin saber lo que decía.
El sobrino de don Sebastián ladeó la cabeza para mirar a su tía
y en ese instante el coche se precipitó por un
terraplén, dando vueltas de campana, mientras el coche de la
esparraguesa se perdía en la distancia sin
darse de cuenta de lo que había pasado.
Ese dia falleció el sobrino de don Sebastián mientras
que la tía la rica salió vivita y coleando sin parar de echar pestes
contra la esparraguesa y la afrenta que cometió adelantándoles a toda
velocidad, sin mostrarles respeto alguno.
La esparraguesa y toda su familia, enteradas de la desgracia, y la culpa que se les atribuía, se acercaron enseguida a la casa de la tia la rica, para mostrar, apenadas y compungidas, disculpas por la culpa que pudieran haber tenido en el accidente, y explicar con gran dolor el motivo por el que la Fina, la más delgada de las esparraguesas, corría tan
precipitadamente sin parar el coche para saludar:
- que corría urgentemente al veterinario porque se había sentado encima de su perrito chihuahua esmagándole una pierna.
Las esparraguesas no pararon de rezar oraciones para ayudar al
alma del difunto sobrino, y colaboraron en todo lo que pudo ser durante el sepelio y hasta cuando se llevó al cementerio el féretro, con el cadáver
del sobrino para ocupar el lugar vacío del ausentado don
Sebastián, la tía la rica caminó apoyándose en el brazo de
la madre de las esparraguesas.
Asistió mucha gente al entierro del sobrino de don Sebastián, y
todos oraron mientras la tía la rica lloraba desconsolada,
cuando se cerró el nicho de su difunto esposo.
Aunque mucho recen, y recen; muy inocente no son las
esparraguesas. Por que hay que ver a quien se le ocurre comprar un perro chihuahua con el mismo color, marrón rojizo, que los asientos del coche.