miércoles, 22 de marzo de 2023
las gallinas de la granja 3 - los puestos en el caseto.
-¡Qué raro¡ - exclamó sorprendida por lo temprano del cacareo vecino, y con esto no consiguió volver a dormirse. Y mientras estaba en la cama se acordó de su difunto marido y se dijo: - habrá que traer un gallo para que atienda las gallinas.
Al terminar la misa de todos los días, se puso su mandil amarillo con sus botas de goma y fue al corral.
Recogió cuatro huevos; uno de las veteranas y tres de las nuevas.
Hizo su cálculo más optimista y con esta cantidad diaria bien podría sacar dos docenas de huevos a la semana.
Pero en el corral la cosa no se vio con optimismo, porque la gallina vieja que había puesto ese día se pasó al grupo de las nuevas y paseaba con ellas por la huerta, mirando con desdén a sus compañeras, las otras dos gallinas que no habían puesto ningún huevo.
Llegó el mediodía, las dos gallinas viejas, abandonadas por su compañera, quedaron en la huerta buscando lombrices, escarbando en la hierba que crecía alrededor del pozo, y las demás paseaban por la carretera, picoteando los tallos nuevos que crecían en los márgenes de la carretera y escarbando en la cuneta de tierra del arcén, en búsqueda de cualquier tipo de larvas de insectos, caracoles o lombrices que pudieran encontrar.
En la carretera el tráfico era abundante.
Estaban escarbando por el margen de la carretera, cuando la gallina veterana desenterró una preciosa lombriz. La lombriz quiso huir y enterrarse de nuevo en la tierra, pero la alcanzó de un picotazo y la mostró toda orgullosa a sus compañeras, mientras se retorcía en el aire, prendida en su pico; pero en ese justo momento, un vehículo adelantaba a un ciclista y el que venía en sentido contrario al ver que invadía su carril, para esquivarlo invadió el arcén y atropelló a la gallina.
Las tres gallinas miraron para su compañera que yacía en la cuneta y al cabo de un instante continuaron impasibles escarbando en la tierra
Por la noche cuando pilar fue a cerrar la puerta del gallinero descubrió que faltaba una gallina. Salió a buscarla y la encontró en la carretera, a unos pasos de la casa. La recogió por una pata y de regreso, la tiró en el contenedor de la basura.
Como cambian las cosas en mediodía.
Durante la noche, pensando en los seis largos años que vivieron juntas con su compañera, las gallinas viejas se desvelaron y con ellas se despertaron las nuevas, y ya ninguna consiguió pegar ojo durante el resto de la noche.
Aunque tenían ideas diferentes sobre cómo repartirse los puestos en el caseto, el infortunio de su compañera les enseñó que era mejor vivir juntas, apoyándose las unas con las otras, que repartidas en los palos del caseto.
mvf.
miércoles, 8 de marzo de 2023
Las gallinas de la granja, 2
Al día siguiente, después de salir el sol, las gallinas viejas se reunieron en el comedero esperando a que saliesen las intrusas, para discutir lo que había pasado por la noche en la caseta; pero las intrusas no dieron aparecido.
Pilar,
por las mañanas, bajaba a dar de comer a las gallinas y solía dejar
abierta la puerta del gallinero para que pudieran salir a la huerta y si el tiempo lo permitía, con frecuencia escapaban
a la calle para picotear en la tierra por los margenes de la
carretera. Al no ver las gallinas nuevas pensó que estarían poniendo.
Abrió la puerta del gallinero y las gallinas viejas, olvidándose de las
nuevas compañeras, echaron a correr detrás de ella para la huerta, para escarbar y desenterrar lombrices y picotear los caracoles de las lechugas.
Las gallinas nuevas, no pusieron ningún huevo y cuando pasada la media mañana salieron de la caseta tenían el interior del corral todo para ellas. Después de dar varias vueltas inspeccionando descubrieron la puerta abierta y tras unos instantes de dudas decidieron salir; pero en vez de ir a la huerta se fueron para el patio de la casa y allí descubrieron el pienso del perro. Cuando el perro vio a esas mequetrefas picoteando sin ningún recato en su comida, pensó en darles una buenas corridas para que se fueran a la huerta, pero como ya recibió más de un escobazo por poner a volar a las gallinas, decidió no buscarse problemas; se levantó, se dio media vuelta y marchó para la carretera para ladrar y perseguir a los coches que pasaban.
Las
gallinas viejas al ver aparecer en la huerta a las nuevas dejaron estar la
cosa, porque estaban más tranquilas así, siempre y cuando no fuesen a picar por donde andaban ellas, que conocían los mejores sitios. El único que se molestó fue el gato, que dormitaba tranquilamente su siesta cerca del brocal del pozo, cuando se pusieron a escarbar alrededor del pozo y lo despertaron. Les largó sendos bufidos y hasta les mostró cara de fiero poniendo los pelos de punta, pero le ignoraron; entonces decidió evitarlas y de un salto escaló uno de los troncos de las cepas, que cubrían de hojas el lugar del pozo, y continuo su siesta entre las hojas del parral.
Al día siguiente Pilar fue a mirar en el ponedero y las gallinas no habían puesto ningún huevo.
- Bueno, aquí pasa algo - se dijo - A ver si va venir por la noche alguna garduña a comer los huevos de las gallinas y se escapa por debajo de la alambrada.
El segundo día las gallinas caminaron en dos bloques, sin mezclarse las antiguas con las nuevas. Y por la tarde las gallinas nuevas descubrieron la alambrada que marcaba los lindes de la propiedad de la casa con el exterior y conocieron el mundo nuevo más allá del corral.
mvf.