miércoles, 22 de marzo de 2023

las gallinas de la granja 3 - los puestos en el caseto.

Pilar tiene de costumbre levantarse a primera hora de la mañana y después de tomarse un tazón de leche, acompañado de alguna pasta, regresa a la cama para continuar durmiendo; después se levanta sobre la diez, se ducha y ya vestida ve la misa en la televisión. Acababa de regresar de la cocina y meterse entre las sábanas de su cama, cuando escuchó cantar el gallo de la concejala; la concejala se  hizo un chalet cerca de su casa cuando entró en el ayuntamiento. El gallo tenía por costumbres cantar su quiquiriquí a las doce de la mañana por que en la casa de la concejala el sol se ponía más tarde. Pilar levantó la cabeza de la almohada, para ver en la penumbra los números del radio despertador que dormitaba encima de la mesilla, y vio que apenas pasaban aún de las ocho de la mañana.

-¡Qué raro¡ - exclamó sorprendida por lo temprano del cacareo vecino, y con esto no consiguió volver a dormirse. Y mientras estaba en la cama se acordó de su difunto marido y se dijo: - habrá que traer un gallo para que atienda las gallinas.

Al terminar la misa de todos los días, se puso su mandil amarillo con sus botas de goma y fue al corral.

Recogió cuatro huevos; uno de las veteranas y tres de las nuevas.

Hizo su cálculo más optimista y con esta cantidad diaria bien podría sacar dos docenas de huevos a la semana.

Pero en el corral la cosa no se vio con optimismo, porque la gallina vieja que había puesto ese día se pasó al grupo de las nuevas y paseaba con ellas por la huerta, mirando con desdén a sus compañeras, las otras dos gallinas que no habían puesto ningún huevo.

Llegó el mediodía, las dos gallinas viejas, abandonadas por su compañera, quedaron en la huerta buscando lombrices, escarbando en la hierba que crecía alrededor del pozo, y las demás paseaban por la carretera, picoteando los tallos nuevos que crecían en los márgenes de la carretera y escarbando en la cuneta de tierra del arcén, en búsqueda de cualquier tipo de larvas de insectos, caracoles o lombrices que pudieran encontrar.

En la carretera el tráfico era abundante.

Estaban escarbando por el margen de la carretera, cuando la gallina veterana desenterró una preciosa lombriz. La lombriz quiso huir y enterrarse de nuevo en la tierra, pero la alcanzó de un picotazo y la mostró toda orgullosa a sus compañeras, mientras se retorcía en el aire, prendida en su pico; pero en ese justo momento, un vehículo adelantaba a un ciclista y el que venía en sentido contrario al ver que invadía su carril, para esquivarlo invadió el arcén y atropelló a la gallina.

Las tres gallinas miraron para su compañera que yacía en la cuneta y al cabo de un instante continuaron impasibles escarbando en la tierra

Por la noche cuando pilar fue a cerrar la puerta del gallinero descubrió que faltaba una gallina. Salió a buscarla y la encontró en la carretera, a unos pasos de la casa. La recogió por una pata y de regreso, la tiró en el contenedor de la basura.

Como cambian las cosas en mediodía.

Durante la noche, pensando en los seis largos años que vivieron juntas con su compañera, las gallinas viejas se desvelaron y con ellas se despertaron las nuevas, y ya ninguna consiguió pegar ojo durante el resto de la noche.

Aunque tenían ideas diferentes sobre cómo repartirse los puestos en el caseto, el infortunio de su compañera les enseñó que era mejor vivir juntas, apoyándose las unas con las otras, que repartidas en los palos del caseto.

mvf.

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