El párroco encontró al abuelo de
los labrada trabajando en la huerta de la casa y se acercó a él dándole unos
saludos, y recordándole el tiempo que hacia que no se veían por que no iba por la iglesia.
El abuelo de los de la labrada, que no es de muchas conversaciones, o acaso pensase que el cura venía a pedirle que le diera para algún arreglo de la parroquia, por que en estos caso cuanto menos tiempo de conversación se deje dar mas pequeña es la derrama, paró lo que estaba haciendo y se acercó a hablar con el parroco.
El abuelo de los de la labrada, que no es de muchas conversaciones, o acaso pensase que el cura venía a pedirle que le diera para algún arreglo de la parroquia, por que en estos caso cuanto menos tiempo de conversación se deje dar mas pequeña es la derrama, paró lo que estaba haciendo y se acercó a hablar con el parroco.
El
párroco le explicó a su feligrés como estaba crecida la hierba a los alrededores de la iglesia y que venía a pedirle si podía llevar la vaca sorda para que rumiase la hierba del lugar y la casa
parroquial.
La
vaca de los de la labrada, sorda no debe ser por que cuando se habla de ella
está cerca, paciendo aquí al lado, y aunque
los ojos y la mirada de la cara del enorme animal, con la boca llena de hierba
moviéndose de un lugar a otro dentro de sus maxilares, apunten a otro lugar como quien no se entera de nada, sus orejas enervadas se ve que están dirigidas para oir a los tertulianos que se paran para hablar con su amo, al lado del
camino, y al terminar
la conversación y los extraños se han marchado, cuando la cosa le conviene se arrumaca contra el amo, con
cuidado de no tirarlo, y le da uno, o dos ,o tres lengüetazas en la cara, según
como sea el caso, mostrando así la conveniencia de la calidad de lo tratado. Y
cuando se habla del carro o el yugo, o de hacer algún trabajo propio del
animal, o está al
otro extremo de la finca o la vaca se pone áspera y sacude el rabo dirigiendo su desaire para matar moscas con fuerza en sus ancas. La vaca, digo yo, si algo tendrá, será alguna enfermedad
mental de esas modernas que se encuentran ahora en las gentes finas.
Al terminar de hablar entre ellos, el abuelo de los de la labrada levantó el cayado … apuntando para
la vaca, que estaba alejada de la casa, y pegó un largo silbido
metiendo dos dedos en la boca para que le oyese el animal, pero la vaca ni se
inmutó. Entonces le dijo al párroco, con su voz de pueblo:
- la vaca no te la recomiendo de llevar que se ve que no le interesa, mejor te llevas un par de ovejas, y llévate también el perro que las vigile.
- la vaca no te la recomiendo de llevar que se ve que no le interesa, mejor te llevas un par de ovejas, y llévate también el perro que las vigile.
El
perro descansaba dormitando cerca de ellos y al oír esto se levantó de su
descanso, se desperezó, y tras dar unos ladridos vino hacia ellos seguido de dos ovejas, madre e hija, que se veía que eran sus favoritas y tenían amistad con el animal. Pues dormían juntos, las noches frias, para compartir el calor de su cuerpo entre los tres.
Y después de despedirse las personas, el cura marchó de regreso para su casa, seguido por los tres animales.
Y después de despedirse las personas, el cura marchó de regreso para su casa, seguido por los tres animales.
mvf.