En
el ayuntamiento de Menciños hicieron coincidir la comida de
despedida que se le debía a Rosendo, el conserje jubilado, con el día en que se iba emitir el reportaje que se había hecho en el pueblo, así se juntaría todos y podrán ver a Roberto y sus concejales de confianza, salir por la tele. Reservaron entonces, para ese martes, que casualmente era día trece, el restaurante del que fuera anterior alcalde vitalicio, conocido por ser el rey de los fillados* variedad de crepes gallegas - acepción no incorporada
en la real academia gallega de la palabra fillado, pero cuyo
significado esta muy extendido en la costa de la muerte.
Llegó
ese dia .
A medía mañana comenzaron a aparecer en el restaurante los compañeros del jubilado a medida que empezaron a
desaparecer de su trabajo en el ayuntamiento.
Fuera
estaba la patrulla de los municipales cuidando que la gente, así que iba llegando,
pudiera aparcar sin problemas y no entorpeciera el trafico; velando por los asistentes o
haciendo ver que el alcalde y su séquito estaba allí.
En
el interior del restaurante las paredes estaban cubiertas con fotos
enmarcadas en las que el rey de los fillados, que fuera el antiguo alcalde pueblo, posaba con celebridades y autoridades que por alguna razón pararon en su casa a comer los fillados y así
se veía al rey de los fillados con Fidel Castro, el rey de los
fillados con Manolo Escobar, el rey de los fillados con Rosalía de Castro y el rey de los fillados con la foto de algún
presidente regional que también pasó por allí y se estrechaban la
mano mientras el fotógrafo, uno de sus tres hijos, inmortalizaba el momento con una cámara fotográfica.
También
había colgados galardones, premios y diplomas :
Premio
único y solidario del campeonato español de fillados ... al rey de
los fillados. Gran escudo de la orden de la glotonería de los
fillados ...
Y
en lo que quedaba de desnudo de la pared, se mostraba el paso por el
local de algunas eminencias poéticas y literarias, incluida la de
algún nobel de la obscenidad, que atascado de glotonería
en la casa del rey de los fillados, se vengó con algunas
lineas que ahora yacían extendidas por las paredes cubiertas de
polvo y moho, del local
Ya
estaban en el segundo plato cuando el presidente de nuestro feudo regional apareció en
la tvx desgranando las noticias
del día. Algunos de los presentes aplaudieron para hacer ver que
eran leales, pero enseguida fueron acallados por los que hacían ver
que escuchaban atentamente.
El
presidente era un hombre delgado con apariencia inteligente, nariz
aguileña y perfil mesiánico; era tan completo que hasta algunos
decían que era bisexual.
Dijo
lo que dijo sin decir nada, pero por el ruido de la respiración
contenida de algunos, debía poseer detrás una gran labor de gobierno. Se
escuchó lo que dijo, mientras se estiraba a lo largo ahuecándose,
pero no se entendió el contenido. Una cosa es que el sol salga por
el este y otra cosa es que tengamos que entenderlo con la ley de la
gravitación universal, por eso la política no lo
da entendido el pueblo sino que queda relegada a aburridos eruditos, intelectuales y
marginados.
Terminó de hablar el presidente, y el noticiero dio paso a la inauguración de una biblioteca. Ahora el
presidente regional era el protagonista. Explicaba a los pobres e
ignorantes, que tenían que pedir un libro prestado, como poder pedir libros prestados y llevárselos a su
casa para leerlos. Aunque no salió en el noticiero de la tarde, después de la inauguración, por la
tarde vinieron unos operarios con fundas de azul y guantes blancos, para recoger los libros de la recién inaugurada biblioteca y
devolverlos a la biblioteca de la facultad de historia de la
Universidad de Santiago, de donde fueron tomados en préstamo previamente.
Llegó
el momento ansiado y salió la reportera que estuvo con su micrófono y su cámara, en Menciños para hacer el reportaje.
La
reportera aparecía en primer plano, ponía el micrófono delante del
alcalde y preguntó por el motivo que los trabajadores municipales
de Menciños regalaban una sonrisa a todo el mundo.
-
Aja ... - respondió Roberto encogiéndose de brazos; mientras, que detrás de él,
los que cubrían sus espaldas frente a la cámara, asentían
sonrientes con la cabeza lo que acababan de oír, ante la reportera.
Los
presentes en el restaurante, al ver a su alcalde en le
tvx, aplaudieron dando gritos fervorosos.
-
!Viva el alcalde¡
Pero
el reportaje continuaba y entonces volvió a salir la chica
entrevistando al único concejal que había osado
aparecer.
-
¡En la corporación municipal todos son del Real Madrid, menos la
oposición que somos del Barcelona!
En
el comedor hubo algunos abucheos y silbidos.
Y
por último apareció de nuevo la reportera que se despedía de
Menciños entrevistando a las mismísimas zarzas, sentadas en el
banco que está enfrente del ayuntamiento, desde el que ven salir y
entrar a todo el mundo el día que está el alcalde para recibir a
los vecinos.
-
Aquí venía en las fiestas patronales Manolo Escobar.
-
Si, señorita, era un chico encantador, y comía en nuestra casa.
-
Ahora ya no se le oye cantar como antes, como le ha dado a todo el
mundo por hablar el gallego.
-
¡Si y algunos hasta no son del pueblo!
Llegó el postre, vinieron
los fillados, la entrega del premio de jubilación de Rosendo: un
reloj y un bolígrafo chapado en plata, las copas y los cafés. Y
todo llegó a su fin.
Iban para las seis de la tarde cuando terminó la fiesta de despedida del conserje.
En la fiesta de despedida estaba el nuevo conserje, un niñato alto y rubio, que cargado
de envidia preguntó a alguien en la salida:
-
Y ese señor bajito que no pagó la comida quien es.
-
Es el jubilado,
-
Pues no lo conocía.
-
Es que es muy callado.
-
¿Más que el alcalde ?
Los
fillados tienen una receta secreta de doña Laura, la mujer del tabernero
que por el arte culinario de su mujer, que sabía llenar el plato adecuado de los clientes que pasaban allí, llegó a alcalde; y en
quien por ser mujer relegada a la cocina nadie pensó en darle un premio.
Como
es obligado aquí reconocerle el merito a quien lo tiene, en su honor
vamos a dejar algo de la receta secreta de como hace ella sus fillados.
El
truco de doña Laura, que pone tan contentos a sus clientes, es echarle a la mezcla de harina y huevos de la
casa una copita de aguardiente de hierbas anisada que ella misma prepara, macerando
una mezcla de yerbas aprendida de su abuela, entre las que
se encuentran los granitos de la planta de anís, en aguardiente que compra en secreto en la comarca de Monforte de Lemos.
mvf.