domingo, 31 de julio de 2011

el desayuno de marise 01


Estamos a media semana y yo, recien salida de la cama, me he ido a la cocina a desayunar.
Estoy sentada delante de un tazón de cafe con leche, cargado con toda la variedad de galletas y pastas de mi casa: galletas, magdalenas, sobaos, pan tostado ...  Eso si, solo hecho al tazón poquito de cada cosa: dos magdalenas, dos sobados, dos galletas, dos rebanadas de pan integral tostado ... por que el medico me dijo que comiera de todo pero poquito. - No le hecho azucar por que estoy a dieta.
 Se  estaba ahogando el sobao sumergido en la leche y cuando espiraba las últimas burbujas de aire, desde la calle, se empezó a oir un griterio de maullidos de gatos. Mi madre entró apurada en la cocina por el monedero.
¿ Tienes algo de dinero suelto, marise ? - Preguntó mi madre mirando con el dedo dentro del monedero.
La miré mientras buscaba con el dedo metido dentro del monedero si encontraba alguna moneda. No le dije nada.
Como vino, salió corriendo para la calle. Fuera se oia la bocina del coche del pescadero que llamaba a alguna rezagada, o alguna indecisa, si si, o si no compraba hoy pescado.

Esto del destino esta suscitando serias preocupaciones y me tiene algo deprimida: ¿Podría ser que, aunque el destino de marise sea el de quasimodo, el destino de quasimodo no sea el de marise y las aventuras de marise no sean si no una tragedia donde el cruel sino castiga a una desconsolada protagonista?.
Toda una tragedia atlantica de lagrimas, pañuelos y gritos; no como esas tragedias mediterraneas con personajes como Ifigenia, Antigona, Electra ...  si no con mujeres gallegas que pelean con su maridos y con el oceano, antes que hacerle la colada a la ropa de sus dioses griegos.
¿Y quien iba a ver a marise llorando?.
Ya imaginaba como iba disfrutar la concejala, patrocinando desde el ayuntamiento obras de teatro escolares, donde los alumnos, dando rienda suelta al lacrimal, con lagrimas, muchas lagrimas, representaban ante el regocijo y la felicidad de sus familiares, una otra y otra vez, el papel de su archiamiga marise llorando desconsolada por los sufrimientos de su cruel destino.

Entró mi madre de nuevo en la cocina y mientrás iba metiendo en la nevera el pescado que había comprado, me preguntó:
¿ Marise, vas ir a la fiesta que organiza el ayuntamiento en el merendero del rio para los mayores. ? Hay pulpo y churrasco. ?
Las lagrimas y el pañuelo:
Que te acuerdas de las perradas que le hizo ayer "la mala" a la protagonista de la telenovela. Lagrimas y pañuelo
Que vas ver la telenovela y hoy no la echan por que hay debate de la nación. Lagrimas y pañuelo
Que piensas en los sufrimientos de la protagonista de la telenovela mientras los politicos hablan indiferentes a los problemas del pueblo. Lagrimas y pañuelo
Que se te quema la comida por andar embobada. Lagrimas y pañuelo
Que ahora no tienes nada en la nevera para salir del paso. Lagrimas, mocos y pañuelo
Que has dejado de llorar y te pasas el pañuelo lleno de mocos para secar los ojos llorosos.
Que te das cuenta, llena de mocos, de lo estupido que es usar un solo pañuelo para todo. Lagrimas y llanto desconsolado.
Eché más leche al tazón; mi desayuno ya empezaba a producir sus efectos positivos.
Pense en la fiesta que se organizaba.
Miré para mi madre y le dije: – Igual es buena idea ir a la paparota con papa y tu, asi tambien me aireo un poco yo.
Seguí con mis pensamientos :
¿ Que ropa me iba poner para hoy ?. ¡Ayyyyyyyyyyyyyyy, si tuviera el armario de una de esas diseñadoras de moda ... de mi talla !
Y mientras iban entrando las horas en la mañana, me veia como una famosa modista ante mi tazón inacabable de desayuno, diseñando ropa y bikinis para las esmirriadas de las modelos, a las que pellizcaba y les tiraba del pellejito de la piel de la barriga, haciendo burla de ellas por que no cabian dentro de los vestidos.



Fin

martes, 26 de julio de 2011

hogar dulce hogar 11

Cuando conducía, de regreso al pueblo, Quasimodo vio que los gemelos de la labrada, caminaban al margen de la carretera, en dirección a su casa, con unos calderos llenos de agua, dejando un reguero de salpicaduras por la carretera; y le pareció extraño que fueran con calderos de agua por que viven próximos al rio. Así que, al llegar a su altura, paró al lado de ellos, y sin bajarse del vehículo, asomo la cabeza por la ventanilla del coche y les preguntó si iban con los calderos llenos de agua a llenar el rio, o si iban confundidos y no sabían si iban o venían del rio con los calderos de agua. Pero al explicarle Carolo, uno de los dos gemelos - que venían de la gasolinera con los calderos de comprar gasoleo, que se habían quedado sin combustible para la calefacción de la granja de los cerdos.- Quasimodo bajó del coche, con la libreta en la mano y la pluma cargada, apresto a disparar sanciones sobre el transporte de mercancía liquida peligrosa que recién tenía, aprobadas las oposiciones.
¿ Pero donde vais, salvajes ?, que os van confundir con terroristas – dijo Quasimodo – ahora os voy dar unos papeles de colorines -
Los gemelos estupefactos con el colorido de la situación empezaron a decirle a Quasimodo que se fuera callando si no quería que aireasen  las empanadas de conejos que regalaba al alcalde, cuando trabajaba en el coto de cazas, para que le metiese a entrar a trabajar en el ayuntamiento- que no era sino la abuela de gemelos, la matriarca de los de la labrada, quien las hacia en su horno de la cocina. 

También le recordaron cuando trabajó en una sustitución temporal, en la granja de recuperación de razas autóctonas gallegas, que aún andaban buscando al zorro que se comía los huevos de las gallinas de Mós con los que se hacían las tortillas con patatas y chorizo, amen de los guisos a la pepitoria que se hicieron con ese animalito, cuando se estaba recuperando su raza.  El zorro que buscaban también debía ser de raza nativa.
Claro que lo que mas dolió a Quasimodo fue cuando escuchó que le iban a levantar todos los galeritos* que poní por la noche en el rio y que se olvidase de las truchas por una buena temporada
* cuerdas con anzuelos que se dejan en el rio para pescar trucha o anguila.
A punto estaban para empezar a platicar agradablemente sobres sus madres cuando Pedrolo, el otro gemelo, atinó a llegar a un acuerdo con Quasimodo, que consistía: en vez de que los gemelos le regalasen al alcalde un garrafón de aguardiente para que les quitase la multa que les pusiese, le regalarían a él la garrafa de aguardiente para regalar al alcalde cuando el considerase menester ... con algunas de sus cosas. 

 
Antes de marchar Quasimodo le dijo a los gemelos que había recibido por el móvil recado en el ayuntamiento para que estuviese en la playa al atardecer cuando esta baja la marea y viese unos cerámicos, haciendo alusión a la cara dura que tenían los gemelos, marisqueando ilegalmente, recogiendo berberechos y que fuesen mirando entre sus amistades quienes tenían de enemigo.


Iban para las dos del mediodía cuando yo me encontré a los gemelos de la labrada cargados de nubarrones y les pregunte que les pasaba:

Marise: -Hey, vacunos va hacer falta un pararrayos, con esa cara que traéis.
Pedrolo: - Calla marise, que venimos muy enfadados … que nos hemos encontrado arriba a quasimodo...


- A mi, al oir el nombre de Quasimodo, no se explicar si me saltó el corazón de alegria o el estomago de contento, por que ya pasaba de la una del mediodía y tenía una langrina * … -
* hambre que marea al estomago
Carolo: - Como pesquemos a quien nos denunció para que nos pillase Quasimodo... se va enterar; que a tirar la piedra no seremos los primeros pero los últimos si. 

- ! MIRA QUE ENCIMA LLAMARNOS CERAMICOS ¡


Un chirrido entró en mi cabeza
-MARISEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee ¡¡¡

 Escuché el grito de mi madre que me llamaba desde la cocina.
Cosas de mi madre que para un día fuera de casa a la hora de la comida le daba por llamar por la ventana a su pedazo de chiquitina; que una no es, ni no es pero esta en sus fueros. Y su voz entró en mi cerebro por que estaba llamándome a grito pelado: a los rios, a las fuentes y a los regatos pequeños, a la tierra donde me crié y a la huerta que quiero tanto …
En ese momento comprendí que no me quedaba más remedio que salir corriendo para casa con mi coleta al viento, por que no había salido nada como esperaba, y que el único lugar seguro es el hogar dulce hogar de una, aunque sea el de su madre, por que no estaba yo ahora para darle una zurra a los gemelos de la labrada.



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lunes, 18 de julio de 2011

silos de maíz 10º

Al lado del camino, que sube entre campos de maíz en dirección al monte mayor, estaba la casa del tío Eulogio. Antes de llegar en coche a la casa aparecía a un lado varios silos abiertos de maíz forrajero; sobresalían en el terreno cubiertos de plástico negro los que quedaban del año anterior. Aquí se cultiva bastante el maíz para forraje y se pica, ya crecida, la planta entera en verde en el mismo campo y después se almacena guardada en silos para el consumo del ganado, en especial para las vacas lecheras.
Había una construcción pegada a la casa, cubierta por un tejado, que sirve de almacén para guardar la leña; y el establo del ganado, que había que atender todas las horas, de todos los días, de todos los años. Frente a la casa se veía el tractor con el motor de arranque desmontado, que yacía tirado encima de unas tablas que hacían de banco de trabajo.
Al oír el ruido de la llegada del coche el tío Eulogio salió detrás de las cuadras con unas botas de goma, pues andaba con el abono del ganado. Al ver a Quasimodo le saludó y le invitó a entrar en la casa a tomar una copita de aguardiente. Quasimodo ya había tomado en el bar del pueblo pero aceptó tomar un café con leche.
Quasimodo estaba sentado en un banco de la cocina, pegado a una vieja mesa de castaño que estaba cubierta con un mantel hule de plástico con unas enormes flores parecidas a girasoles.
El hombre le arrimó unas botella de coñac y otra de aguardiente, por si quería tomar una copita, mientras él calentaba el café; en un momento se dió la vuelta y puso una vieja caja de lata que contenía galletas.

- A ver tío Eulogio, que me han dicho que te han robado - Preguntó de repente Quasimodo.
El caso es que al tío Eulogio por las noches le venía el jabalí y le destrozaba la huerta levantandole toda la tierra pues lo que mas le gustan a estos bichos es escarbar con el hocico en busca de raíces y tubérculos que comer; harto del destrozo que le venía haciendo el jabalí, y después de haber probado sin resultado con alambradas y con el pastor eléctrico, había decidido dejarles en medio del campo una radio vieja encendida con la cope hablando de política toda la noche.
La radio estuvo vociferando hasta la mañana que el aparato callo y desapareció.
Cuando se despidieron y Quasimodo bajaba de regreso en el coche, al salir de la finca pudo ver un letrero que ponía a modo de advertencia:


Ladrón de la radio
tu vida peligra



Más arriba, por el camino que se llegaba a la casa del tio Eulogio, se daba la vuelta a la ladera del monte y se llegaba a un mirador desde donde se podía ver el océano. A veces, en las noches mas claras y por el reflejo del agua, se podía ver desde allí un destello intermitente que los pescadores decían que era la luz del faro del fin del mundo. Cuando esa luz se veía, en poco tiempo las gaviotas regresaban a tierra adentro, el cielo se llenaba de nubes negras, y una horrible tempestad despertaba la furia del océano rugiendo monstruosamente mientras sus aguas negras golpean con dureza las rocas de la costa; la tempestad no paraba hasta que había cobrado una o más vidas humanas en la costa de la muerte.



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lunes, 11 de julio de 2011

mas quasimodo 9º

Cuando viene el pescadero de la furgoneta es recibido por todos los gatos del pueblo, quienes le acompañan persiguiendo el vehiculo por todo el recorrido que hace por el pueblo vendiendo pescado; así con los maullidos y el claxon de la furgoneta sabemos que vino el pescadero. Entre patadas y una vara que trae con él el pescadero, a los gatos les caía alguna sardina que se les tiraba apartada en las paradas para entretenerlos mientras vendía el pescado.

Después de salir del ayuntamiento a primera hora de la mañana, Quasimodo coincidió con el pescantin en el bar del pueblo y estuvo hablando con él de la desaparición de los gatos, por que a falta de algún otro censo, el pescantin era el que mas podía saber de la comunidad gatuna. El pescadero no dio mucha información y quedó libre de sospechas a pesar del contento que mantenía este sobre la desaparición de los gatos, por que pensaba en que si desapareciesen todos los gatos del pueblo no había necesidad de hacer todo el recorrido volando, y que podría pararse más tiempo en cada parada pudiendo doblar la venta de pescado y restar las perdidas de sardinas del pago a los gatos

La desaparición de los gatos, denunciada por las vecinas, podía ser debida a un montón de causas, entre ellas la de hacer el vino, pues había la costumbre de echar un gato despellejado del vecindario a la cuba del vino cuando esta fermentando la uva, por que aquí se dice que da propiedades anti reúmaticas al vino y el jamón era mejor comerlo en lonchas* .
* hay la costumbre, en algunos lugares, que dice que es bueno echar a la cuba un hueso de jamón a la fermentación de la uva en su conversión del azúcar en alcohol.

Tenía que ser gato, o eso creo, por que las mujeres en mi comarca tienen prohibida la entrada en la bodega para que no se se pique el vino; pero en la elección del minino podía haber multiples razones: podía ser cualquier gato, o exigiéndosele responsabilidades algún animal en concreto por robar en la cocina, cantar a altas horas de la noche, o para tener alguna vecina un par de meses preguntando por su gato uy, uy ,uy

Quasimodo abrió su libreta y leyó en letras muy grandes lo que tenia anotado: "hablar con el tío eulogio ". Levantó la cabeza y repasó con la vista la barra de la taberna donde estaban las visitas del alcalde que empezaban a primera hora de la mañana tomando una copita para que se les soltase la lengua antes de ir hacer la visita al ayuntamiento; después volverían de nuevo con aires de importancia para decir que venían de hablar con el alcalde; casi siempre sin conseguir nada.
Quasimodo salió de la taberna del pueblo, con un par de cafes frios en el cuerpo y marchó en dirección a la casa del tío eulogio con el vehículo municipal.


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lunes, 4 de julio de 2011

Seguimos con Quasimodo 8

Llamé al ayuntamiento para que me pasará con el cabo de la municipal. Como no estaba , ni me querían dar su numero de movil, le deje recado para cuando llegase.
" Una vecina llamó diciendo que encontrara unos restos de ceramicas que podrían ser de cierta importancia historica aún por determinar. Dejaba su numero de telefono: ********* para que le llamase el cabo al llegar" - aquí no lo pongo para que no llamén desconocidos, que nunca se sabe –." Mientras tanto la vecina esperaba custodiando el descubrimiento, al lado de la casa donde se entierran a las mascotas."- Esto último era para que se diera cuenta.-
Ya pasaba un buen rato esperando cuando venían carolo y pedrolo, los gemelos de la labrada, riendose entre ellos, con unos calderos vacios. Y al llegar a mi altura me dieron unos gritos saludando. Yo les respondí:

marise – ¡ Que tal , bacunos! , ¿ Donde vais con tanta chispa que vais prender fuego al monte?
carolo – posando el caldero en el suelo, y poniendo un pie encima de una piedra - ¿ Que haces en el lugar, marise ?. ¿ No iras enterrar el conejo ?
marise – El conejo esta vivito y coleando que no hay escopeta que le mate.
pedrolo -¿ Por que no te casas conmigo, marise ?
marise – Por que no hay quien os separe a los dos. Lo que teneis que hacer es ir a un circo y casaros con una siamesa que os achuche juntos.
carolo - Si , y que tenga tantos hijos como la gata que tenemos en casa.
risas
pedrolo – moviendo la cabeza , señalando con la vista nuestro viejo cementerio de animales - Está el alcalde pesando levantar el osario de las mascotas, que quiere hacer ahí un chalet.
carolo - Si, asi ya se tira por la ventana al rio,
pedrolo – Con el bandullo que tiene, rebota en tierra y cae de plancha en el rio.
marise - con recochineo . Se puede denunciar a los ecologistas que andan las truchas con dolor de cabeza.
risas
pedrolo – Igual, se cae de cabeza en la tierra y se entierra el solo.
carolo - Con tal de ahorrar seguro que se tira de cabeza por la ventana; asi ya queda enterrado con la chaqueta americana tan vieja que usa,
pedrolo - Dicen que ya se la hizo corta el sastre, hace veinte años, pensando en que en el futuro no la pudiera abrochar y mostrara asi el bandullo * tan hermoso que tiene
carolo - Solo le gana la concejala que lleva una chaqueta a rayas , que huele tan mal que parece que la sacó de un contenedor de la basura.
Pedrolo – ¡Si, hasta las rayas se marean !
mas risas
marise – Anda , no os metais en politica
carolo - bueno , te dejamos que tenemos mucho que hacer.
Y con estás guasas se pusieron andar. Como a treinta metros carolo se dio la vuelta y gritó
carolo – Aún nos acordamos de tus sorbetes de grelos colada, marise.
marise – Un dia os hago migas con choquitos,

continuaron su camino riendose entre ellos.

Mientras, arrimandome a la sombra de los negrillos , yo continuaba con la espera que desepera .
Ya de tanta calor empezaba a desvariar y me veía desmayada, y Quasimodo me hacía el boca a boca para reanimarme: y me daba un masaje cardiovascular, con lo que yo tengo abundantemente que masajear.
Claro que yo no me desmayaba, por que este tio seguro que no aparecía y me veía como una lombriz de tierra toda achicharrada, como aquellas que de niñas poniamos encima de una piedra caldeada por el sol del verano.

Amigas no se si os lo dije anteriormente
pero esto:

continuará