El cura, como no podía esperar, para
la compra de la megafonía de la iglesia, a que las limosnas
aportaran la cantidad necesaria al ritmo de misas de domingo, había sacado de su bolsillo la cantidad del banco, y en "coruña ", realizó la
compra de la amplificación y los altavoces, y encargo a una empresa de
instalación de sonido su colocación.
Los obreros, tres hombres, llegaron de
sorpresa una mañana. Vinieron en una furgoneta azul con
grandes letras amarillas que anunciaban el nombre de la empresa.
Después de descargar sus herramientas y el equipo, uno de ellos se
acercó hasta su casa y llamó a la puerta para que le abriera la
iglesia.
Arcadia no tardó en ir a abrirles el portón de la iglesia, para que pudieran realizar su trabajo irremediable. Después de darles paso se sentó en un banco enfrente de la imagen del san antonio, mientras los operarios empezaban a correr de un lado para otro con su material. Por un rato estuvo en silencio con su mente en blanco, hasta que se acordó de su sempiterno novio, un amor que tuviera hace tiempo, que se había caído por la borda de un barco pesquero en las costas de namibia, y desaparecido en el océano, porque cuando tenía alguna preocupación siempre se acordaba de él y aunque no lo aparentase, " como se dice en nuestra tierra la procesión se lleva por dentro ", Arcadia estaba muy, muy, muy preocupada con el tema de las campanas, el órgano y la megafonía de la iglesia. Estuvo pensando un rato viendose asimisma ella perdida en el océano, zozobrando con su pesadumbre, sintiéndose acosada por fuerzas inexorables y desconocidas que la querían ahogar, hasta que un ruido de una herramienta que había caído, la hizo volver a tierra seca.
Entonces se decidió a pedirle favor al santo. Arrodillándose, juntó sus manos, y levantando la cabeza hacia la imagen, habló en murmullos : - San antonio, patrón de albañiles, panaderos y papeleros; patrón de mujeres estériles, y pobres. A ti que se te invoca para pedir buen esposo y para encontrar los objetos perdidos ... tu que eres santo milagrero, te pido que hagas desaparecer la megafonía y estos hombres de la iglesia y que vuelva ser feliz todas las noches ... amen.
Arcadia no tardó en ir a abrirles el portón de la iglesia, para que pudieran realizar su trabajo irremediable. Después de darles paso se sentó en un banco enfrente de la imagen del san antonio, mientras los operarios empezaban a correr de un lado para otro con su material. Por un rato estuvo en silencio con su mente en blanco, hasta que se acordó de su sempiterno novio, un amor que tuviera hace tiempo, que se había caído por la borda de un barco pesquero en las costas de namibia, y desaparecido en el océano, porque cuando tenía alguna preocupación siempre se acordaba de él y aunque no lo aparentase, " como se dice en nuestra tierra la procesión se lleva por dentro ", Arcadia estaba muy, muy, muy preocupada con el tema de las campanas, el órgano y la megafonía de la iglesia. Estuvo pensando un rato viendose asimisma ella perdida en el océano, zozobrando con su pesadumbre, sintiéndose acosada por fuerzas inexorables y desconocidas que la querían ahogar, hasta que un ruido de una herramienta que había caído, la hizo volver a tierra seca.
Entonces se decidió a pedirle favor al santo. Arrodillándose, juntó sus manos, y levantando la cabeza hacia la imagen, habló en murmullos : - San antonio, patrón de albañiles, panaderos y papeleros; patrón de mujeres estériles, y pobres. A ti que se te invoca para pedir buen esposo y para encontrar los objetos perdidos ... tu que eres santo milagrero, te pido que hagas desaparecer la megafonía y estos hombres de la iglesia y que vuelva ser feliz todas las noches ... amen.
Al terminar se levantó, y al sentarse
de nuevo tropezó con algo que no había visto antes en el banco. Un
bolso, como un pequeño petate, que alguien había dejado extraviado.
Considerando que era una señal del
santo, abrió el bolso y empezó a curiosear en su interior colocando
en el banco ordenadamente los objetos que contenía, a medida que los
iba sacando: un cepillo del pelo, un espejo, unas monedas, un pequeño
frasco de pintar las uñas de laca rosa ... y entre otras cosas
diminutas. un libro amarillo, del tamaño de las ediciones de
bolsillo, que se titulaba " Como enamorar un hombre rico".*
Arcadia miró para la estatua del
santo, y pensó que le sonreía. Sin lugar a dudas se había
producido un milagro.
Después de hablar con el trabajador
que había ido a su casa a pedirle que les abriese la iglesia, para
entrar y hacer su trabajo, y que parecía el encargado de los
operarios, quedó de marchar y venir, a la hora en que terminaban,
para cerrar la iglesia.
Ya en su casa, se sirvió un café de
agua chirla* muy flojito, de una pota pequeña que tenía en la
cocina, se sentó en la mesa ,donde comían en la cocina, abrió el
libro y lo leyó de un tirón, antes de que los operarios terminasen.
Era una mujer muy inteligente, que pasaba desapercibida y que a
menudo se ocultan a las personas, como un emigrante que a veces
trabaja al jornal, en las casas y en las huertas de los vecinos del
pueblo, que era licenciado y no decía nada, para que lo contratasen.
Arcadía tenía la inteligencia, que
permite a las manos de los pianistas, ir una mano por un lado,
haciendo los bajos y preparando el contrapunto, y la otra mano ir
tocando melodías diferentes, en la parte alta del teclado, mientras
ella misma cantaba.
- ! Que tontería ¡. ¿ Y donde rayos
iba encontrar un rico en el pueblo ?, como no fuera una cosa de comer –
se dijo mientras recogía los cosas de tomar el café de la mesa y las
depositaba en el fregadero.
Cuando por la tarde volvió a la
iglesia para cerrar al terminar los operarios, regresó con el libro
para dejarlo con el petate en la sacristía, por si alguien aparecía
para reclamarlo .
Los hombres hicieron su trabajo en
apenas dos días, incluyendo las pruebas de sonido con la megafonía
instalada en el campanario, asustando debidamente a los pájaros del
vecindario .
Pasó los días siguientes, de muy mal
humor, hasta llegar al próximo domingo, exasperándose por cualquier
cosa sin tontería, llegando a enfadarse consigo misma como cuando,
aún con vida, le reñía su madre.
Llegado el domingo, salió de su casa
para abrir el portón y que entraran los feligreses para la misa.
Caminaba taciturna en dirección a la iglesia, dirigiendo en silencio
su odio contra todas las personas mezquinas que hacen este mundo
insoportable. Y entre ellas estaba el nuevo cura.
En su cabeza iban tañendo sus
campanas, dando el toque fúnebre, con la edad y el genero y las
señas, todas ellas coincidentes con las del nuevo padre.
* Por si alguna pudiera tener necesidad de una mayor información sobre el libro encontrado por nuestra amiga, se hace
un resumen aquí de los principales consejos para conseguir un hombre rico.
1- Para conquistar a un rico se
necesita dedicación, compromiso y disciplina.
- estas y otras ideas pululan y se pueden confirmar por la red-.
- estas y otras ideas pululan y se pueden confirmar por la red-.
2- La belleza no garantiza la fama ni
la riqueza, pero si la hace bonita.
3- A los hombres les gusta una mujer misteriosa. No hable de tu pasado ni de tus problemas si no quieres estropearlo.
3- A los hombres les gusta una mujer misteriosa. No hable de tu pasado ni de tus problemas si no quieres estropearlo.
4- Los hombres ricos son como los
pavos : permítale que hable de sí mismo y nunca le hagas
preguntas complejas.
5- Generosidad y felicidad van juntas.
Cuanto más gaste él en usted, mejor para los dos .
6- No tenga miedo a la edad , siempre
que cumpla años consiga que le regalen objetos de oro así a medida que pasan los años, él la valorara más.
- o en el peor de los casos ud. tendrá con que consolarse.
Y por último
- o en el peor de los casos ud. tendrá con que consolarse.
Y por último
7- Mantenga el poder psicosexual
sobre el hombre y deje que se rebele dejando que él haga siempre lo
que ud. quiere.
8- Y consiga que él sienta que
lamentará toda la vida haber conocido a otra.