El viaje a madrid
Como sabemos de otras
historias que hemos escrito aquí, marise hizo algunos amigos en una organización sindical estatal, después de participar en un piquete de huelga. El día 15 de septiembre iban todos a Madrid para manifestarse y
sus amigos se acordaron que se habían divertido un montón con ella,
y la llamaron por si quería apuntarse en unos autobuses que tenían
preparados para la gente que quisieran ir a madrid a la
manifestación. Marise se apuntó. Salieron de Santiago de Compostela
a las doce de la noche, se manifestaron y regresaron. La
manifestación fue todo un éxito, aunque la lucha sigue.
En el autobus, después de
tanto trasnochar, y contar y oir un montón de chistes, en el largo y
agotador viaje en autobus. Marise, de regreso a Galicia, logró hilar
una cabezada . Y esto fue lo que pasó por el mundo interior de sus
sueños:
La doctora marise.
Una de las cosas que más
me gusta es hacer reír a la gente. Me gustaría hasta poder vivir de
hacer reir. Ser Risologa o risotologa, o como sea, y trabajar
para conseguir que la gente tenga una una risa sana, limpia, sonora …
. una risa como la que regala un niño a su madre, cuando se siente
feliz.
Sería una buena
profesional, con diván y todo. El divan seria uno de esos divanes de
cuero negro grande y mullido, en los que te tiras y enseguida te
quedas relajada, - para que una se ria bien no puede estar tensa,
sino sale una risa estirada e histérica que confunde a la gente -.
A mi puerta llamarían
todo tipo de personas, y mi teléfono no pararía de sonar.
- ! Rinnnnnnnnnnnnnnnn...
¡-, suena, el teléfono. Mi secretaria minimiza precipitadamente la
ventana del trabajo que tiene en el monitor del ordenador, “ estaba
haciendo un solitario “ . Se pone el teléfono en la oreja y dice :
- Aquí la consulta de Risología, o como sea, de la doctora
marise. ! Digame ¡.
Se escucha una voz del
otro lado del teléfono :
- Holaaaaaaaaaaaaaa
... soy la secretaria de Mariano Rajoy. Llamaba para pedir cita para
la doctora marise.
Y mi secretaria, - todos
las profesionales las tienen- , miraría la agenda buscando un hueco
:
- A ver ... aquí
hay un jubilado que hace tiempo que no se ríe, después de toda una
vida de trabajo había visto como su hijo había logrado un buen
empleo. No un empleo de esos de hacer mucho dinero, solo era un
empleo humilde, en el que trabajaba con otras personas humildes, y se
acaba de quedar sin trabajo.
Mi secretaria, con el
teléfono en la oreja, sigue pasando las hojas de la agenda:
-Un funcionario amargado
para el martes, era interino . Tengo una chica de un
supermercado que han despedido, porque tiene un niño y no puede
trabajar 10 horas al día.
La voz del otro lado del
teléfono se desespera
- Pero por favor que es
para mariano rajoy, ¿no sabe quien es ?.
Mi secretaria sigue sin
inmutarse, está advertida que podría llamar gente muy tirante, con
problemas de reir : -Aquí hay una chica, su marido está en el paro,
y ella en su empresa se rumorea que va haber un ere y no sabe si
perderá el trabajo también. Eran felices hasta ahora, pero ahora
hace tiempo que no se rie.
Al ver la agenda llena, mi
secretaria , le dice a la voz del teléfono : - Me resulta imposible
realmente, hacerle un hueco. Solo podría darle una cita para dentro
de dos años.
Después, tomándose
confianzas, mi secretaria con su homologa del otro lado del teléfono,
añade:
- Pero debería hablar ud
con Mariano, porque no lo ha pensado seriamente, Miren uds que la
risa es sumamente contagiosa, y además prepara a los demás para
desternillarse y a la mínima que pueden , así esta todo el mundo
desternillándose también.
Se figura que se rieran
con Mariano Rajoy todas las personas que le rodean.
¿ Que pensarían los
españoles viendo reírse a todo el gobierno ? ,
¿ o si viesen , en el
hemiciclo, riéndose a todos los parlamentarios populares , con las
intervenciones de Mariano ? .
¿ Y que pasaría si
todos los españoles nos echáramos a reir con las carcajadas de ud y
su gobierno ? .
Mi secretaria se toma un
respiro y añade a continuación: - además para reírse sanamente
hace falta tener corazón y uds. se ve que no lo tienen.
Después de
respirar un poco, mi secretaria, apurada por el trabajo pendiente en
el ordenador, termina respondiendo a la voz del otro lado:
- Pero ya que me
dice para quien es, puedo recomendarte la consulta de un asesor de
imagen. Estuvo con nosotros un tiempo porque había perdido su risa.
Una persona gris y mediocre como uds.
-clic ... - se oyó
al otro lado del telefono.
- que no conseguimos
ayudar - terminó diciendo.
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