* se modificó la entrada anterior y se continua con el añadido
Al ver aparecer Romero todos pusieron cara de satisfacción pues sabían que era el de más fiar. Romero se daría muerte antes que dejarse coger para ser torturado y morir en el garrote vil por sus multiples crimenes. Y que mataría a cualquiera de ellos que se fuera de la lengua o supusiera un peligro, para él o para los demás.
Con su aparición todos callaron pues era el último que faltaba para dar comienzo la reunión; entonces, asomó un hombre que hasta ahora había estado escondido en la obscuridad, escuchando a los presentes sin dejarse ver.
Al ver aparecer Romero todos pusieron cara de satisfacción pues sabían que era el de más fiar. Romero se daría muerte antes que dejarse coger para ser torturado y morir en el garrote vil por sus multiples crimenes. Y que mataría a cualquiera de ellos que se fuera de la lengua o supusiera un peligro, para él o para los demás.
Con su aparición todos callaron pues era el último que faltaba para dar comienzo la reunión; entonces, asomó un hombre que hasta ahora había estado escondido en la obscuridad, escuchando a los presentes sin dejarse ver.
-¿Para que
nos has reunido?- preguntó uno de los asistentes
-Os he hecho
reunir a todos para saber cuantos seguís en la lucha, y daros un
mensaje que traigo de Francia- respondió el hombre.
-Estamos todos,
menos el herrero; hace un mes lo detuvieron y lo mataron, torturándolo en el cuartelillo.
-¿Hablaría
antes de morir?
- Lo que podía
contar se lo llevó con él al otro mundo; si hubiese hablado,
nosotros no estaríamos aquí.
-¿Y su familia
?
- A su familia
le han confiscado todas sus propiedades y después los han echado del
pueblo como indeseables. La herrería se la han dado a un hombre que
trabajó en la fabrica de armas de la Coruña; pertenece al sindicato
vertical del metal y odia a los comunistas.
- El herrero no
era comunista- habló uno de los ferroviarios - el herrero era tan
camarada como tu y como yo; además, un tío suyo murió en el
levantamiento, cuando los anarquistas nos movilizamos contra el
gobierno socialista y los republicanos.
-
Bueno, señores, por favor- dijo
alguien devolviendo-le la palabra al viajero.
- Como ya
sabéis, los rusos han entrado en Berlin y Hitler a muerto, el
ejercito aliado ha vencido a los alemanes; – dijo el hombre a los
presentes que asintieron, con signos de satisfacción, a sus
palabras. - El gobierno está ahora en Francia y ordenan que esperéis,
sin haceros notar; se están organizando y pronto vendrán a
ayudarnos.
No! - exclamó
uno de los presentes - no podemos quedarnos quietos; ahora más que
nunca debemos hacer que todos sepan que la lucha contra el fascismo
se mantiene viva en España, de lo contrario se olvidaran de nosotros
enseguida.
- El mensaje de
Francia es claro, para vosotros y para los maquis: tenéis que
permanecer quietos, sin hacer nada, hasta recibir nuevas
instrucciones.
Esperó hasta obtener respuesta de sus palabras.
Aunque
algunos no estaban de acuerdo todos
los presentes asintieron.
Después
continuó - como sabéis nadie puede saber que he estado aquí;
mañana continuare mi viaje en el tren expreso de la Coruña, para
hablar con los compañeros de los astilleros y darle las últimas
consignas que vienen de Irún. Si quedase más tiempo levantaría
sospechas.
Y
con esto terminó la reunión.Los asistentes se despidieron y fueron saliendo de la bodega por el patio de atrás de la casa, y de allí, amparados por la obscuridad, escaparon por las huertas de regreso a sus casas.
Al día
siguiente, Romero salió a primera hora de la mañana de la pensión; quería comprar tabaco en el estanco de la estación; picadura y papel de liar para sus
compañeros, antes de marchar. Iba distraído, caminando por la calle, pensando en la reunión que había tenido la noche anterior, cuando dos hombres montados en bicicleta, se acercaron dos
ciclistas por detrás y al llegar a su altura bajaron de sus
bicicletas y lo empujaron con ellas acorralándolo contra la
pared.
Romero se echó
la mano al bolsillo y quitó su navaja, haciéndola cantar al abrirse, en señal de que sabía
defenderse, pero uno de los hombres le dijo:
- guarda eso,
tenemos un recado para ti.
- No
podemos quedarnos quietos, tenemos que volar la estación. así se
enteraran todos de que aquí no nos hemos rendido, sino no harán nada
por nosotros, y los sacrificios de todos los compañeros muertos
estos últimos ocho
años
de
lucha contra Franco habrán
sido inútiles.
Romero se
atusó el bigote. y después de responderlas con una sonrisa dijo:
- La estación
está muy vigilada y a cualquier sospechoso que se aparte
de los andenes y ande por las vías, lo detienen para cachearlo.
- Podemos poner
una bomba en los talleres o en los areneros, los depósitos del agua
de las locomotoras de vapor; allí es más fácil y no tendrían agua
las locomotoras de vapor para repostar.
- Y si la
hacemos explotar cuando coincidan varios trenes de viajeros la
noticia se trasladará rápidamente a todas partes de España – dijo
el compañero.
Romero,
no
tardó en responder que
estaba
de acuerdo y que él se encargaría de volar los depósitos, cuando
fuera el mejor momento,
siempre
y cuando le facilitasen los explosivos.- Nosotros te conseguiremos la dinamita - le respondieron - pero ahora no te podemos decir nada más- y después de decir esto, los dos hombres montaron en sus bicis y continuaron su camino.
mvf.