La verde hierba resplandecía con el color verde brillante, cargado de vida, de la primavera. El sol pegaba encima de nosotras, acostadas en la hierba, cerca de unos enebros, verde oscuro, que llenaban el aire con su olor; detrás de ellos un muro de piedra y barro, cubierto de hiedra, nos separaba del exterior. Recién había comenzado la primavera y nuestros cuerpos estaban llenos de vitalidad contenida cuando se llenó todo de flores.
Desde donde estábamos escondidas para que nadie nos viese, espiábamos a los chicos, en el otro extremo del campo de fútbol, en su clase de gimnasia, mientras saltaban y braceaban con sus pantalones cortos azules y sus camisetas sudorosas.
El campo de fútbol estaba bordado por una pista de carreras con el suelo de tierra roja, y las demás chicas de la clase, estaban apartadas, sentadas en los bancos de cemento de un campo de tenis; el suelo de la cancha estaba hecho con la misma tierra roja de la pista de correr. Según nos habían dicho eran restos de ladrillos defectuosos, que salían del horno de la vieja cerámica local, triturados y convertidos en la tierra roja,
Mientras mirabamos, Thelma no paraba de hablar.
Thelma : - Bueno, pues yo tengo una amiga que tiene varios novios.
Marise : - Eso no parece una amiga, si deja a las demás sin novios
Thelma : - La cosa es que sus dos mejores amigos se le confesaron por separado en secreto y como le cogió de sorpresa, ella le dijo en secreto que si a cada uno.
Marise : - Nos están mirando.
Thelma ( continua contando ) : - Y eso no es todo, porque con otro amigo que va a las mismas clases particulares que ella, este le pregunto también si quería salir y por un azar del destino también le dijo que si.
Marise: ¿ Y como pudo ser eso ?.
Thelma : - Fue sin querer.
Marise (haciendo señal para los chicos que están en el otro extremo del campo ) : - Mira, mira, parece que el capitán del equipo de fúltbol mira para nosotras.
Thelma : - Desde allí no puede vernos.
Marise : - Igual sabe que estás aquí. Ese te tiene echado el ojo, que te mira bien el culo.
Thelma: - Que asqueroso con lo mal que huele culo. Pues a mi que no se acerque.
Marise :- Que si. Mira. ¿Ves como mira para nosotras ?.
Thelma: - Imposible, desde allí no nos puede ver
Marise : - Para mi que si, que el capitán del equipo está mirando para nosotras. Mira ahora nos hace señales con la mano.
Thelma: - No puede vernos, marise.
Marise : - Pero ha echado a correr hacia acá por la pista del campo de futbol.
Thelma : - Se estará entrenando, que el fin de semana van jugar un partido de fútbol, fuera. Ya veras como gira y sigue corriendo por la pista.
Pero en vez de seguir por la pista alrededor del campo de fútbol y dar la vuelta, el capitán del equipo de fútbol siguió corriendo en dirección hacia ellas.
Marise : - Si no lo veo no lo creo. Mira, mira …. si que viene hacia nosotras.
Thelma : - ¿Y tu que crees que nos querrá ?
Marise : Pues querrá pedir de salir por la tarde. Podemos hacer como tu amiga y ser cada una su novia.
Thelma : - ¿Salir con las dos ? Pues menuda osadía.
Marise ( sonriendo ) : - Pues a ver que nos dice.
Thelma : - Pero, es que yo aún no sé siquiera, si quiero ser mujer.
Marise : -¿Y que quieres ser entonces?
Thelma ( dudando) : - Quiero ser un chico.
Marise : Seas lo que seas, te prometo que yo siempre seré tu mejor amiga.
Al llegar junto a donde estábamos, el capitán del equipo de fútbol se plantó frente a nosotras con las manos en la caderas, y mirándonos fijamente nos dijo :
El capitán del equipo : - !Thelma y marise ¡. Dice el profesor de gimnasia que dejéis de estar escondidas en la hierba, espiando a los niños, y que si no tenéis clases, ni tenéis que hacer, os pongáis a correr en la pista, alrededor del campo de fútbol hasta que deis veinte vueltas.
Thelma y Marise, se levantaron de la hierba y después de darse un beso entre ellas le sacaron la lengua al capitán del equipo de futbol, y cogidas de la mano, se fueron a correr para dar las veinte vueltas a la pista de carreras, a su manera.
“ una, dos, ocho, trece, dieciséis, diecinueve y veinte “
Aquel día de primavera nuestros cuerpos se llenaron de esplendor antes de brotar y echar sus flores. Entonces no sabía que se veía mal que a las niñas les gustase leer libros, o llevar pantalones como los chicos, de saberlo hubiera disfrutado más de hacerlo.
mvf
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