lunes, 20 de febrero de 2012

Sor rebelde 9


- ¡ Mariseeeeeeeeeeeeeeee . Sube, ven de la huerta para casa, que tienes un regalo ¡ - me llamaba mi madre gritando por la ventana.
- ! Voy, mama ¡ - le respondía . Era una respuesta consabida, por que sino mi madre continuaría gritando por la ventana … hasta que cambiaba y pasaba al estado de : “ cuando vengas para casa te vas enterar “
En un chis plas regresaba yo volando a casa. - Pocas cosas rompían la rutina en la casa de mi madre, pero un regalo era como la tele en color en aquellos años- .
  Mientras mi madre decía : - Ay  marise, así no corres para venir hacer los deberes –. Ya había cogido mi regalo y marchaba corriendo para mi habitación . Cerré la puerta de mi habitación , me tiré en la cama y abrí el regalo.
Era un libro sobre la vida de Clara Campoamor
:
Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada –en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electora * es decir elegida por el voto masculino– integrando las listas del Partido Radical, al que se había afiliado por proclamarse éste "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político.
Formó parte de la Comisión Constitucional integrada por 21 diputados, y allí luchó eficazmente para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en el Parlamento.
La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos no querían que la mujer votase porque se suponía que esta estaba muy influenciada por la Iglesia y estaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista puso frente a Clara a otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate fue extraordinario y Campoamor fue superior. Finalmente, la aprobación del sufragio femenino se logró con el apoyo de la minoría de derechas, gran parte de los diputados del PSOE –excepto el sector encabezado por Indalecio Prieto– y algunos republicanos.
Enlace a wikipedia
Después de la segunda república , con Franco los españoles y españolas no volvieron a votar en cuarenta años de dictadura

Vaya, un libro, menudo regalo - me dije para mi. Pero el regalo me lo había mandado sor rebelde que se había enterado por nuestras vecinas, de que había una niña que siempre andaba preguntando por ella: - que como era sor rebelde , que como tenía el pelo, que como hablaba … -
A través de nuestras vecinas, sor rebelde conoció  mi pasión por ella.
Era algo asi como esa niña que en clases imita los gestos o las hablas y hasta la forma de vestir o el peinado de otra compañera, a la que considera perfecta y tiene como diosa- Cosas de crias. Aunque yo me había inventado bastantes partes de mi heroína.-
Y entonces sor rebelde me había mandado un regalo, un libro, - ! UN LIBRRRRRRRRRRRO ¡-
Bueno, menos es nada. Lo acabé leyendo y recuerdo que cuando termine pensé . -  Cuando sea mayor voy tener que votar por todas las mujeres que hasta ahora no han podido hacerlo -.
Más adelante me di cuenta de la importancia que había tenido ese regalo, por que a veces, cuando entre nosotros no encontramos soluciones es bueno traer a la memoría otras personas que nos dan ejemplo de lucha y tenacidad, y mientras así lo hagamos no seremos huerfanos de hermanos y hermanas, que hacen de padres y madres y ayudandonos a salir adelante. Por que esas personas forman la cadena humana que nos ayuda a encontrar el camino y sobrevivir en la vida.
Ya era la hora de la merienda, - la batalla aerea , que se veía desde la ventana de la habitación, ya hacía rato que había terminado. a favor de las alondras de los prados - y entró una auxiliar en la habitación.
Me levanté y le dije que yo ya me iba marchar. Y en ese momento noté como algo tiraba de mi ropa. Era la mano de sor rebelde, esa mano fría, blanca, huesuda, que tanto había sentido sin que jamás me hubiera acariciado, que me retenía.
Entonces oí su voz y me dijo :
- ! Ay , marise, no lo querras creer pero estaba soñando que era una anciana y estaba sola y perdida en una residencia ¡ - .


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