Trás
varios intentos, arañando el suelo con sus patas alrededor del
zorro, melquiades comprendió que por más que lo intentase no iba
conseguir nada, así que decidió marchar en busca de ayuda.
El
tiempo apuraba. Regresó al sitio por donde había entrado, y
arrastrandose por debajo de la alambrada volvió al otro lado de la
valla; después continuó en dirección al pueblo.
¿Pero
a quien iba a pedir ayuda?
Iría
a la clinica veterinaria. Allí siempre había alguien para atender
alguna urgencia: un parto de una vaca ...Cuando llegó aún se veía luz dentro, a traves de la puerta de cristal de la entrada de la clinica; pero la puerta estaba cerrada y se puso a ladrar para que le oyesen.
Al poco, asomó tras la puerta, una mujer joven, en bata, que miraba a traves del cristal quien podía estar montando el escandalo a esas horas de la noche; y se sorprendió al ver frente de ella, en la calle un perro, que la miraba fijamente, jadeante, con la lengua fuera. Abrió la puerta para ver que le pasaba al perro, pero melquiades, sin más, entró para dentro de la clinica. El no necesitaba ninguna ayuda, el lo que venía era a buscar al veterinario para llevarlo junto al zorro. La mujer agarró una revista de encima del mostrador, de la entrada de la clinica, y fue tras él, que había ido directamente, hacia el interior, donde el veterinario hacía las curas de sus pacientes; para echar al perro de la clinica.
Con los ladridos que daba melquiades y la riña de la mujer, que quería echarlo, los animales que había esa noche empezaron a gritar también, en sus voces, y entonces apareció el veterinario.
Al verlo, melquiades le dió dos ladridos y se sentó en el suelo, esperando la atención del veterinario.
-
¿Pero a este animal que le pasa?- preguntó a la mujer
-
No sé. Tal vez este
queriendo decir algo.
El veterinario dió dos palmadas con su mano, y señaló la puerta para que marchase, pero Melquiades no se iba ir sin la ayuda que venía buscando; así que, incorporandose de su posición, le respondió dando dos ladridos de nuevo, ahora para que entendiese que fuese trás el.
-¿Pasará alguna cosa?- se preguntó el veterinario extrañado.
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