lunes, 3 de octubre de 2011

el tio avelino -- 10

Al ver el gallo de esa manera, Ligia, la hermana pequeñita de Teles, desde su mundo cogida de la mano, exclamó con su voz menudita : - “ ! me he quedado impresionada ¡ “ -.
Todas giramos la cabeza mirando para ella. La palabra impresionada la adoptamos para el uso durante una buena temporada.
- Marise, ! me he quedado impresionada con la culada que te acabas de pegar ¡- .
Poco después vimos las plumas esparcidas por el corral y con el gallo patas arriba pensamos sin duda alguna que nuestro experimento era todo un éxito. Y lo celebramos con unas buenas corridas jugando al pilla.
Mientras nosotras andábamos con nuestros juegos, sin saberlo, el tio Avelino se había apostado en el piso superior del pajar para el oteo, y desde un ventanuco nos estaba persiguiendo con la vista hasta que finalmente nos vio recoger los huevos que sobraran y que habíamos dejado escondidos el día anterior. Como ya dábamos por concluido el experimento a punto estuvimos de hacer una guerra de huevos pero al final decidimos dejarlos de despedida en el gallinero.
Al contemplar toda la operación y descubrir su propio engaño, entre lo que el creía sobre el origen de la abundancia de huevos y lo que era realmente, El tio Avelino se llevó un tremendo disgusto,
mayormente pensando en las burlas que le iban hacer, cuando preguntasen sus amistades en la cantina sobre el experimento animal y se tuviera que explicar.
Lo vimos salir del pajar y meterse en la casa pensativo.
- ¿ Que estará tramando ? - me dije, yo, al verlo.
Al cabo de un rato, al ver salir por la chimenea de la casa un humo semejante al que hacen las cocinas de leña al encender, supe que iba estar, lo que quedaba de la tarde, encerrado en la casa.
- !Está cocinando. Va hacer una torta ¡.- me dije para mi por el olor que llegaba. - Como cuando mi madre, de mal humor, se refugiaba en la cocina -.
Nos llamó antes de que marchásemos , y nos dijo que no volviéramos al día siguiente. que traían a la finca un buey semental para que montara un par de vacas, y no era cosas para que vieran las niñas .
Después nos invitó a unas magdalenas que nos había hecho como las hacía su abuela, según nos contó él, que a la masa le metía una moneda y al que la encontrase tenía para un montón de caramelos. Nosotras aceptamos encantadas.
Quasimodo, no le dio ninguna importancia por que en el colegio iba aprendiendo, con poco gastar mucha tinta y con nada escribir cuatro hojas, no puso problema ninguno por que el experimento para él, ya estaba hecho y había sido todo un éxito..
Y allí estábamos, todo contentas en la cocina. Riendo y saboreando las exquisitas magdalenas, de la abuela. Ignorando el peligro que se cernía sobre nosotras, y la maquinación y venganza del tio Avelino para esquivar las burlas de sus amistades.
Con un tazón de chocolate para cada una, y una bandeja llenas de magdalenas. Empezamos la carrera tímidamente, primero mojando y después hundiendo las magdalenas en el chocolate y enseguida estábamos comiendo magdalenas a dos carrillos. Quasimodo hacía broma, diciendo Pamplona. Pero no le hacíamos caso por que las chicas siempre somos más listas y sabíamos que quien menos comiese menos probabilidades tenía de encontrar la moneda.
La competición duró hasta que Teles mordió la magdalena que llevaba la moneda dentro. Y gritó, de felicidad y dolor, como a solo sabemos gritar las mujeres : - ! Ay , es mía ¡
y su hermanita mirando para ella, con toda la boca pintada de chocolate, volvió a decir:
- Teles, me he quedado impresionada con tu sonrisa nueva. - añadiendo despacito - Ya veras cuando la vea papa- .
Así es como Teles, con una buena mordida, rompió unas esquirlas de dos dientes delanteros confiriéndole esa sonrisa tan particular y excepcional, que nos tenía impresionadas de pequeñas.
Y como el tio Avelino urdió una buena historia que contar a cuenta nuestra, para paliar las burlas de nuestro precóz afán investigador

Ese día a la noche en el pueblo fue una reunión memorable: 

Mientras la jarra, llenaba a rebosar el vaso de vino del tio avelino :
la tabernera gritaba preguntando :
- ¿ Quien es el ave que bebe mas vino del mundo ... ? -
y sus amigos respondían coreando :
- ! el tío Avelinoooooooooooooooo ¡ -

Así fue como le pusieron y así fue como le quedó para los del pueblo  el mote del tio Avelino para el tio Avelino.


fin del acto n

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