lunes, 16 de enero de 2012

las piedras que hablan 4




Llamada la familia de los gemelos no tardaron en llegar a visitarlos a las dependencias de la comandancia,  donde estaban retenidos. Cuando llegaron los padres al cuartelillo les trajeron los menores del calabozo, donde habían pasado la noche.
Los menores estaban tremendamente asustados al ver a sus padres y el agente de la guardia civil le dió por sospechar si serían indicios de malos tratos en el seno familiar. Así que llamaron a menores y al cabo de un rato recibieron una llamada del tribunal tutelar diciendo que los niños no salieran de ahí, de la comandancia, antes de ser evaluados por un experto y recibir un escrito de autorización del juzgado.
A media mañana llegó un psicólogo que finalmente, después de hablar con los gemelos , aclaró que los menores retenidos, estaban tremendamente asustados por que, desde el ventanuco de las dependencias de la guardia civil, tras pasar la noche despiertos,  era la primera vez en su vida que habían visto amanecer y no daban por explicar semejante fenomeno.
En los servicios técnicos del menor, mientras tanto, no se había dejado de trabajar y fue solicitado un informe del centro educativo donde estaban escolarizados los niños .

No les tardó en llegar el informe elaborado durante la media hora del recreo, por la tutora de los niños, una vieja profesora, psicóloga autodidacta,
- A pesar de que tenían unas conductas moderadas con respecto a las conductas propias de la población estudiantil del lugar - recordemos que a wigfredo le abrieron un expediente disciplinario con cinco años de edad , en dicho centro-

Se ponía en conocimiento por la institución educativa y por requerimiento del juez de menores que:
Los gemelos idénticos carlos y pedro .... tempranamente habían empezado a faltar al respeto a sus profesores, contándoles mentiras a las autoridades educativas sobre el olvido de sus libros en el colegio y/o la libreta de los deberes en su casa.
Además habían llegado a informar con falsedad sobre la salud de sus familiares como excusa para no realizar sus tareas educativas
Se cita un caso en que manifestaron que no pudieron realizar los deberes, por tener que realizar las tareas de casa, dado que su abuelo había roto una pierna . Falsedad que se pudo descubrir casualmente por que  ese mismo día, aprovechando que bajo a la feria por la mañana, vino su abuelo al colegio para recogerlos .
Posteriormente se iniciaron en la manipulación fraudulenta de documento publico destacándose por el cambio de notas, así como en la falsificación de las firmas de los padres, en sus cartillas y en las de sus compañeros. - No consta que hayan pedido ni percibido compensación económica por ello.

El ultimo incidente,  pendiente aún de valorar por el equipo educativo, consistía en hacer uso de la fotocopiadora del colegio y no teniendo dinero para pagar las copias dieron el nombre de una profesora para que se las anotasen a ella. Habiendo usurpado así la identidad de un funcionario publico .

Podría ser de importancia - añade la misiva del centro educativo – solicitar de la asistente social del ayuntamiento información sobre la realización de conductas : como ir coger pájaros a los nidos, ponerle latas a los perros - atadas por una cuerda a su rabo-  y tirar piedras a los gatos. Por que todas ellas podrían estar encuadradas como conductas de maltrato hacia los animales.


Pese a que el propietario del establecimiento de panadería rehusó poner denuncias por no haberse efectuados destrozos en la puerta ni en el mobiliario, y por no perder clientes al poner una denuncia a unos menores del pueblo-.

Finalmente el juez de menores acordó, darles un buen escarmiento excepcional .
Carolo fue mandado a un centro de menores por ideólogo, dado que supuestamente era de los dos del que surgían la mayoría de las ideas que derivaban en conductas de ser susceptiblemente perseguidas y sancionadas por las autoridades y Pedrolo por compañía necesaria para realizarlas.

Cuando se enteró el tío del gran sol, aprovechó el regreso de un barco congelador,  con el que se trae el pescado capturado en altamar mientras los otros buques siguen faenando,  para volver a casa.
El tio Berto era un hombre alto, delgado, con el rostro de la cara surcado por arrugas, curtidas con el viento y la ferocidad de las tempestades del atlántico norte . Media casi dos metros, Llevaba unas botas fuertes como las del ejercito, pantalones vaqueros y un jersey de lana gruesa de cuello alto y color negro. Traía un gorro de lana que cubría su cabeza y a su hombro cargaba un pesado petate.

Así que llegó a tierra se dirigió directamente para la casa de los de la labrada.  La alegría de la familia al verle contrastaba con la pesadumbre del internamiento de los menores.

A la mañana siguiente, después de haberse informado de todo, cogió el coche y marchó a la capital para hablar con el juez de menores.

El juez de menores , informado de que le pedía audiencia aquel hombre de aspecto feroz le atendió de inmediato. No sin antes dar alerta a la policía nacional por no saber sus intenciones.
Después de hablar los dos el juez le dío un escrito con las señas del centro donde estaban sus sobrinos autorizándole a recogerlos.

Acabó la mañana arreglando cosas por la coruña y luego de haber comido, el tio de los gemelos ya estaba a primera hora de la tarde en el centro para recoger a sus sobrinos . Al enseñar el escrito le preguntaron como le había dado autorización el juez para llevarse a los niños y contó que le había dicho al juez :
    - " Que lo que no arregla la familia, a ver como lo van a arreglar los extraños ". -

 Cuando llegaron de regreso a casa, ya era media tarde. Descendieron los tres del vehículo, y sin mediar saludos con la familia, el tio Berto agarró a sus sobrinos  por la oreja, y los empujó dentro de la parte trasera del remolque del tractor, tirándoles después su petate encima - y cuando ya habían cambiado de vehículo, arrancó el tractor y se dirigió directamente al monte, en dirección a las piedras que hablan situadas  en el alto de nuestro municipio, desde donde se puede ver el océano.
No tardaron en llegar a las piedras que hablan.  Desde allí se ve la costa de la muerte y el océano abierto.
Bajaron del tractor. El tío , sin decir nada recogió su petate del remolque, lo puso en el suelo delante de los gemelos, lo abrió, y sacó de dentro unos regalos que había comprado para sus sobrinos
Eran dos gorros hechos con un pañuelo negro; dos parches de ojo de piratas y un ojo de plástico , que se ponía como el parche; un garfio y dos sables de plástico.
Dejó los juguetes en el suelo, sin que sus sobrinos se atrevieran a tocarlos. Y estuvieron los tres quince minutos sin decir palabra ante las piedras que hablan. Mientras el viento zarandeaba sus pelos y arañaba sus caras.

De repente su tío, como si hubiese entendido algo, recogió los juguetes del suelo y los tiró al viento, en dirección al océano. Después desde allí, descendiendo por entre piedras, bajaron unos doscientos metros, encaramándose finalmente a una mole de piedra que sobresalía en el océano. Donde se tiraban los buzos para recoger el percebe. Y sin mediar palabra , ni preguntarles siquiera si sabían nadar, les pegó un empellón y cayeron de cabeza al agua . Entonces les gritó desde la roca a sus sobrinos, mientras permanecían flotando en el agua zarandeados por las olas:

- ! Tenéis dos opciones : os ahogáis aquí mismo, o venís conmigo de pesca al Gran Sol ¡ -.








P.d.- dedicado a los menores del centro educativo la carballeira

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