Al terminar sus vacaciones Teles me pidió que la llevara en coche para coger el tren de regreso y despedirla. Fuimos a la estación de trenes de la coruña. Estábamos en el anden. Ella ya tenía subido su equipaje y cogido su asiento, pero estábamos allí contándonos cosas con prisas, que nos acordábamos a última hora.
-... Marise, a ver cuando vienes por mi casa ... - Sonó una voz por los altavoces de la estación - Pasajeros …. el tren con destino ... va efectuar su salida – y ya todo se volvió prisa. Al oirlo Teles me dijo apurada - Bueno marise, es mi tren - Nos dimos unos besos en la mejilla apuradas, y mientras me abrazaba me susurró al oído - Me he enterado que tu sor rebelde aún vive y que la han traído para una residencia de ancianos de aquí. Tu sor rebelde, está en la residencia de ancianos de la comarca - .¿ Como ?. ¿ Sor rebelde ? - Dije, momentáneamente sorprendida.
El tren se ponía en marcha. Teles ya estaba subida al vagón, mandándome un beso con la mano. Yo había sacado mi pañuelo, y con la mano lo zarandeaba en el aire despidiéndola . El tren mostró la parte trasera de su último vagón y se fue empequeñeciéndose, mientras la estación se tornaba de un tono rojo cobrizo, a medida que se alejaba.- Todo muy clásico - por si algún día hacen película -.
El tren salió de la estación y todo se volvió lento y normal.
...
Al salir de la piscina, después de darme aquel chapuzón trascendental, me acordé de la despedida de Teles y lo que me había dicho en el último momento. Así que como estaba sola en casa, con mis padres de vacaciones, y no tenía ningún horario, decidí aprovechar el día, y entre otras cosas ir hacerle una visita a sor rebelde.
Llegué enseguida, y me dejaron pasar a pesar de que el horario de visitas era por la tarde.
Les dije que era un familiar lejano. - una pequeña mentirijilla -
Entré en un ascensor viejo, que me llevó hasta la planta de las habitaciones, y salí a un pasillo al que daban, a cada lado, una hilera de puertas de las habitaciones.
Había personas asomadas a las puertas; algunas parecía como si tuviesen miedo de salir al mundo, como si hubieran sido expulsadas por la realidad, recluyendolas en sus habitaciones.
Me dirigí hacía unas trabajadoras que estaban hablando en medio del pasillo. Y pregunté por sor rebelde.
Una de ellas me puso cara de extrañada pero la compañera, la de mas edad, me sonrió y después de despedirse de la otra trabajadora me dijo que la acompañara, .
Asi que se puso andar, la seguí y me iba dicendo :
- Tiene pocas visitas sor rebelde. Seguro que le sentará bien que le venga a ver alguien.. La gente dice que los muertos están vivos mientras alguien se acuerda de ellos. Pero aquí hay personas que estan muertos estando vivos, que nadie se acuerda de ellos -
Andabamos por el pasillo, con las puertas abiertas, y la iba oyendo mientras pensaba que los recuerdos en esta edad, eran algo como así: Como un pasillo blanco, con las puertas abiertas, por las que asomaban retales a la realidad.
Llegamos a una puerta y me abrió paso. Entre en la habitación.
Sor rebelde era una anciana que descansaba sentada en una silla de ruedas. Allí estaba, con una bata puesta después de ser bañada, aseada. Formaba parte indispensable de la habitación. Vestida de esa forma dura y mortal de las cosas que perviven sin existir. Sentada en una silla de ruedas al lado de la cama . Una cama hecha impecablemente; blanca, con ese blanco de telas rígidas, duras, frías. Con esa blancura aséptica y mortal de los hospitales .
Tenia el pelo blanco y su piel fina, apergaminada, cubría un cuerpo casi esqueletito.
- Vaya, sor rebelde, hoy tiene visita- dijo la trabajadora al acabar de entrar y cerrar la puerta. Se acercó a ella y la movió con la silla arrimandola a la ventana para que pudiera ver el exterior. -le puso bien la bata y le recogió el pelo blanco -
-Ya le dieron de comer – me dijo - A las seis vendrá alguien a darle la merienda, - continuó mientras mecanicamente se puso arreglar una cama perfecta.
Aquí hay un timbre para lo que necesiten por la noche. Si necesita alguna cosa, mientras este aquí, llamé - y me señaló un pulsador que había en la pared .- Claro a ella en su estado venimos varias veces por el turno de noche a ver como está- añadió.
Finalmente salió, dejandonos solas nosotras dos.
Asomé la cabeza por el pasillo y pregunté si podía quedarme toda la tarde, me dijo que si: - Puede estar el tiempo que quiera, pero las visitas en la planta por la tarde acaban a las siete. - y añadió que ahora estaban en el cambio de turno y que ya le decían ellas a las nuevas, quería decir sus compañeras del turno de tarde, que sor rebelde tenía compañía en la habitación. Que había una visita ... familiar con ella. Pero que al marchar se lo dijera a las de la tarde para que supieran que la señora quedaba sola-.
.....
Había una silla en la habitación. La situé al lado de la silla de ruedas y me senté junto a sor rebelde, mirando el cielo donde unos pajaros mantenían una riña en el aire.
- Hola sor rebelde – le dije
Desde aquí, se podía ver una disputa entre unas alondras de los prados y una gaviota, que aún no había cambiado su plumaje a adulta. Las aves, mientras hacían arcos en el aire volando, en su lucha se disputaban los dominios del cielo.
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