Pasado un mes, después del incidente
del submarino, nuestros amigos hablaron con el cura para cumplir su
promesa de donar una imagen a la iglesia, una estatua nueva de san
antonio.
Al cura le pareció bien la idea pero
no estaba muy de acuerdo en que fueran unos donantes particulares y
no que pusieran todos los feligreses de la parroquia, porque si los
hermanos de la batea hacían el escote del pueblo contaba seguro que
llenaría la iglesia de feligreses y con ello sus cepillos. Así que
decidió hacer instigaciones por su cuenta y enteró de la propuesta
a "la tía la rica", la viuda de don sebastían, que estaba
en tratos continuos en la iglesia con san antonio. La tia la rica
hizo campaña de inmediato en contra de la propuesta de los hermanos
de la batea, para que la iglesia no cambiara la vieja imagen del san
antonio porque con quien se hace asiduamente los tratos
personalmente, entre unos y otros se establecen relaciones de
confianza especiales que no es el confesionario el lugar de
contarlas.
Así que antes de comenzarse la talla
de la imagen nueva de san antonio, que en secreto iba tallar
cienfuegos * uno de los hermanos de la batea, las opiniones del
pueblo se dividieron en dos grupos furibundos e irreconciliables: uno
la de los conservadores, que apoyaban a la vieja imagen de san
antonio, y otros la de los progresistas, que apoyaban la imagen nueva
de san antonio.
Viendo lo ocurrido y como a nosotros
nos gusta pasar desapercibidos, porque no somos amigos de desmanes,
no estábamos dispuestos a ser responsables de estas disenciones:
decidimos cambiar de santo; y después de hablar con arcadia, la
campanera, que era la mujer más puesta en el santoral, se llegó a
la conclusión que la mejor elección era la de san dimas, - a río
revuelto ganancia de pescadores - uno de los dos ladrones que murió
en la cruz con jesucristo * el ladrón bueno.
El cura que se estaba frotando las
manos esperando a que se peleasen los parroquianos y dirimiesen sus
diferencias, "a ver quien de los dos grupos daba más limosnas",
insistiendo mucho en que san dimas no era santo de su devoción, a regañadientes, no
tuvo más remedio que aceptar la donación de la imagen que habíamos
elegido, por el bien de la paz en el ayuntamiento,
y porque además sacó de los hermanos el compromiso de costear los
gastos de las reformas que se hubiera de hacer para colocar la nueva
imagen.
Pero los bandos ya estaban creados y en
el pueblo que ya se habían repartido según sus ideas, era imposible volverse a trás y desmovilizar a la gente sin que pareciese que se daba el brazo a torcer; asi que quedaron : como
conservadores, los de la imagen de san antonio, y progresistas, para
risas de todos, los de san dimas.
Era el diez de abril, el día de san
dimas; una mañana preciosa que apareció soleada con una brisa
calida que llegaba del mar; y se congregó todo el pueblo para la
misa para hacer ver quien era mayoría, mostrando su presencia. Unos vecinos habían sido convocados para llenar los bancos de la derecha, con sus caras largas; y otros vecinos para
llenar los bancos de la izquierda, con sus caras igual de largas. Las caras más largas, estaban de estandarte colocadas en el primer banco de cada uno de los dos bandos y de ahi hasta el fondo de la iglesia, estaban las dos bancadas llenas de caras largas; , pero
la cosa estaba empatada.
Comenzó la misa y todo el mundo estaba
en silencio; ni siquiera arcadia, sentada enfrente de su organo para cantar las canciones religiosas, se atrevía a moverse o a poner sus sobre el teclado, como hacia habitualmente, para saber si todo estaba bien; desde la entrada, del exterior, asomaban los curiosos y los neutrales sin atreverse a respirar, para ver si había comenzado la misa o había terminado, quien sabe. Era un silencio largo y cortante como el día aquel en
que el cura anterior en medio de la misa del entierro de una vecina y
dijo que como la muerta no había pagado el escote, para el arreglo
del cementerio, no iba enterrar a la difunta mientras entre todos no
pagasen la parte que le correspondía.
Entre los gastos de las reformas de la iglesia el cura había metido la compra de un pulpito con ruedas para poder moverlo fácilmente en el altar. Llegado el momento de la homilía, el cura colocó su libro de sermones en el atril y al poner sus manos sobre el pulpito nuevo para empezar a leer, este se movió; y el cura cuando se desplazo su punto de apoyo se fue de bruces al suelo.
Arcadia al ver la aparatosa caida tocó el organo y lanzó su voz de exclamación al techo de la iglesia, entonando a bach para disimular. Y con la voz ascendieron hermanadas todas las miradas de las caras largas presentes y después de unos segundos, suspendidas en el crucero de la iglesia en una comunión de estupefacción, volvieron a bajar al altar para ver lo ocurrido. Entonces todo el mundo, al ver al cura con su cuerpo en el suelo y los brazos en cruz besando el suelo bendecido del altar, pensó en que era una señal del hacedor zanjando las disputas entre san antonio y san dimas, y ya nadie tuvo nada que decir. Amén.
Entre los gastos de las reformas de la iglesia el cura había metido la compra de un pulpito con ruedas para poder moverlo fácilmente en el altar. Llegado el momento de la homilía, el cura colocó su libro de sermones en el atril y al poner sus manos sobre el pulpito nuevo para empezar a leer, este se movió; y el cura cuando se desplazo su punto de apoyo se fue de bruces al suelo.
Arcadia al ver la aparatosa caida tocó el organo y lanzó su voz de exclamación al techo de la iglesia, entonando a bach para disimular. Y con la voz ascendieron hermanadas todas las miradas de las caras largas presentes y después de unos segundos, suspendidas en el crucero de la iglesia en una comunión de estupefacción, volvieron a bajar al altar para ver lo ocurrido. Entonces todo el mundo, al ver al cura con su cuerpo en el suelo y los brazos en cruz besando el suelo bendecido del altar, pensó en que era una señal del hacedor zanjando las disputas entre san antonio y san dimas, y ya nadie tuvo nada que decir. Amén.
mvf
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