martes, 30 de abril de 2013

Primavera 3



Arcadia , la campanera, estaba en lo alto de la iglesia con un mandil puesto y una regadera en la mano. Había subido unas macetas con geranios al campanario y ahora a mediados de la primavera estaban poblados de flores. Mientras regaba las plantas iba tarareando con un rítmico estribillo que había aprendido en párvulos, en la escuela:
-   Los geranios pertenecen a la familia de las geraniáceas … -
Y con la rítmica musiquilla escolar iba pasando la alcachofa de la regadera por encima de los tiestos, dejando caer una fina lluvia de agua encima de las flores de las plantas.
 De repente oyó un ruido metálico, como si una puerta se abriese o se cerrase.
Alzó la cabeza y aguzó el oído para saber de donde provendría. 
Solo escuchó el ruido del viento y el silencio; al cabo de un rato, desde lo lejos, el canto de los pájaros comenzó de nuevo. Ellos también habían escuchado el ruido y habían detenido sus trinos y jolgorios primaverales temiendo algún peligro.
Transcurrido un instante, Arcadia volvió a balancear la regadera y a seguir esparciendo el agua encima de los tiestos repletos de geranios y gitanillas. Y mientras lo hacía continuó tarareando siguiendo el ritmo escolar con el que al unísono repasaban la lección en las clases de la vieja escuela unitaria :
- Dentro de los geranios tendríamos tanto el género " geranium" como el género " pelargonium... ummmmmmmmmm"  -
Otra vez sonó el ruido. Era un chirrido metálico, como de goznes de alguna puerta  que se abría y cerraba .
Los pájaros habían callado de nuevo y con ellos parecía que se había detenido la primavera entera; solo el viento seguía impasible con su silbido.
Esperó un poquito más, aguzando el oído; se asomó por el campanario mirando para abajo para ver si podría descubrir que abría sido, pero el tiempo volvió a transcurrir sin escucharse nada más. Los pájaros volvieron a cantar de nuevo y con ellos regresó la vida de la primavera de los campos.  Arcadia no tardó en recuperar de nuevo su letanía sobre los geranios y continuando con el riego de las plantas.
" La mejor manera de conseguir nuevas plantas es por esqueje, este se consigue cortando un tallo de una planta ... "
El chirrido se volvió a escuchar de nuevo. Pero esta vez Arcadia, armada con la regadera, bajó por las escaleras de piedra del campanario, para ver que podría estar pasando; pensaba que quizas alguien podría estar robando en la iglesia. Una vez abajo dió la vuelta alrededor de la iglesia pero comprobó que todas las puertas estaban bien cerradas y que no había entrado nadie. Cuando se disponía a subir de regreso al campanario,  oyó el ruido metálico de nuevo descubriendo que provenía del camposanto .
Se dirigió al cementerio  y descubrió que alguien había dejado la cancilla de la puerta sin cerrar. Pensó que igual alguien la abría dejado abierta mientras ella estaba arriba en el campanario regando las plantas. Posó la regadera en el suelo, al lado del muro, se quitó su mandil y después de sacudirse un poco por encima, entró en el cementerio para ver si era alguna persona conocida que podría haber venido a limpiar y traer flores a la tumba de algún familiar .
Pero en el camposanto no había nadie. Ya se disponía a salir y dejar cerrada la cancilla cuando abrió la boca y los ojos de asombro. Acababa de descubrir que el nicho de Don Sebastián, el cacique " que no se quería morir ", estaba abierto y dentro no había nada. Don Sebastián y su féretro habían desaparecido.
 -¡ Rayos con los pelargonios ! - exclamó Arcadia santiguándose, haciendo la señal de la cruz sobre su pecho - ¡ a este Don Sebastián si que le ha a afectado duro la primavera !.


mvf.

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