lunes, 23 de junio de 2014

Como son las mujeres.


Todo el mundo dice que mi padre tiene buen carácter y que es un hombre muy conciliador, pero se enfada por tonterías con mi madre. Hoy se enfadó por que mi madre le cambió la camisa que llevaba desde hace cuatro días para echarla a la lavadora y le puso otra limpia. - Mi padre deja que pasen varios días, y hasta a veces más, antes de echar su camisa o cualquier otra prenda a la ropa sucia por que las prendas se gastan, como dice él, con el lavado. También se niega a caminar una hora todos los días, como le dice el medico, por que los cuerpos se desgastan; y deja todo tirado por la casa por que parece ser que así los muebles se conservan mejor.
Fue un enfado de esos, de repente, al no encontrar la camisa sucia,  "según nuestro criterio femenino"  y ver en su lugar la camisa limpia, esperándole colgada en el respaldo de la silla, que hace las veces de galan en la habitación. Pero como mi padre discutiendo con mi madre tiene las de perder, se la puso sin rechistar. Lo único que dijo fue un portazo al salir. Estaba todo hablado.
Se paró enfrente a la casa, mirando para la carretera, hasta que una idea le vino a la cabeza, y se dirigió al garaje. Había decidido dar una vuelta en coche e ir hasta el pueblo a ver a su amigo el medico, por que le había entrado dolor de cabeza.
Se escuchó desde la casa el ruido del portón motorizado al abrirse. El arrancar el coche. Y el portón motorizado al volver a cerrarse.
- Se marchó. ¿Y a donde irá?
- Déjalo que marche- dijo mi madre - que aún tenemos mucho que hacer.
Aparcó el coche, en el pueblo, cerca del ayuntamiento. Desde ahí fue andando hasta el centro de salud. Al llegar saludó unos conocidos que estaban fumando a la puerta del centro y sin entrar, pasó de largo y se dirigió a la parte de atrás del edificio. Se agachó, para coger unas chinas del suelo y con la primera acertó en una de las ventanas de las consultas, de la planta baja, de la parte posterior del edificio. No tardó en abrirse la ventana y asomar la cabeza de un hombre vestido con bata. Era uno de los médicos y al ver a mi padre, le hizo una seña con la mano de que esperase, se volvió a meter en el interior, y tras haberse quitado la bata y ponerse una chaqueta en la consulta, salió de nuevo, se descolgó por la ventana, y de un salto alcanzó el suelo - Apunto estuvo de torcerse un tobillo y tirar a mi padre al suelo - Una vez juntos los dos, se dieron unas palmadas y acordaron irse a tomar un café.
En la sala de espera del medico estaba una de las hijas de las esparraguesas con su madre y como ella es muy echada para adelante, al tardar en asomar el medico para llamar que entrara el siguiente, abrió la puerta de la consulta y al verla vacía alarmó a todo el centro de salud ,"por que alguien, no sabía quien, había secuestrado al medico"
Así que el teléfono del medico no paró de sonar y no pudieron tomar el café tranquilos. El medico regresó apurado para volver a entrar a su consulta, por la parte de atrás del centro de salud, ayudado por mi padre. Y aunque no había mucha altura casi se descalabra uno y se luxa el hombro el otro.
El medico se quitó la chaqueta y se volvió a poner la bata y al abrir la puerta de la consulta y decir: - el siguiente - todos pensaron que la hija de las esparraguesas era una histérica; y la hija de las esparraguesas pensó para si que la aparición del medico era un caso fantasmas, ladrones de cuerpo o vete a saber qué; y aunque habían hecho coincidir que era primero de mes para ir a cobrar  la pensión al banco, con el día de encontrarse mal e ir al centro de salud de paso; ese día, decidieron las dos, marchar sin visitar el medico.
Mi padre, después de la visita a su amigo, aún le quedaba tiempo, antes de regresar a casa para comer; así que se acordó de lo de la camisa y para bajar el enfado y pasar el tiempo, decidió hacer lo que más le gusta: poner a prueba sus nervios de conductor en carretera y crear una larga caravana de vehículos en la que él, sin perder la tranquilidad, era la cruz de la procesión. Era como un largo y obligado: todos estamos de acuerdo contigo y te seguimos en la fila de la procesionaria * orugas del pino.
La guardia civil: dos agentes de servicio al lado de un coche patrulla, estacionado en la carretera y Marcelino el motorista; estaban hablando sin hacer daño a nadie. Esperando la llegada de la hora para regresar al cuartelillo. Al ver el vehículo de mi padre "que ya lo conoce todo el mundo"  que circulaba a menos de la mitad, de la mitad ... de la velocidad permitida en la carretera nacional decidieron darle el alto y mandarlo parar para permitir que lo adelantase su larga cola de fila de la procesionaria que traía detrás, * orugas del pino.
Los de la patrulla fueron los primeros en darle el alto para que se detuviese al lado de la carretera, pero mi padre "en que estaría pensando no se dio cuenta de los agentes" y como no se paraba echaron a correr apartándose de la carretera, gritándole que se parase. 
Marcelino, el guardia civil que estaba parado más adelante con la moto, al ver a sus compañeros saltando, se plantó en medio de la carretera con la mano en alto, partiéndose de risa, y mi padre " que seguía con sus pensamientos" solo vio a Marcelino en medio de la carretera cuando acabó encima del capó del coche.
La guardia civil inmovilizó el vehículo en carretera y metió a mi padre en el coche patrulla para trasladarlo al cuartelillo, solo por que si tenían que hacer parte de las contusiones de Marcelino  se verían obligados a ponerle una denuncia para justificar el atestado del accidente. Y mientras iban al cuartel, mi padre sentado en el asiento de atrás de la patrulla de la guardia civil, se disculpó con los agentes diciéndoles que debió de haberle dicho a mi madre que saliera y condujese ella, y lo hubiera hecho si no fuera por culpa de una camisa,  pero que ya sabe como son las mujeres: - cuando se ponen erre que erre.


mvf.
dedicado a
Jose carlos ocampo

No hay comentarios:

Publicar un comentario