Las temperaturas al atardecer ya habían empezado a descender,
El día de San Valentín se despertó con un sol radiante que
dio un brillo especial a las mimosas que crecen a los bordes de la
carretera del pueblo, cuando corre paralela a la rivera del río a la entrada del pueblo.
La mañana soleada y la sorpresa de la temperatura cálida en un día de invierno, animó a la gente a vestir con prendas ligeras para salir de casa a realizar sus compras, ir a la farmacia ...
A primera hora de la tarde, Roberto, propuso a María Gabriela salir y dar
una caminata por la ribera del rio. Pasearon cogidos de la mano, los dos acaramelados, dejándose ver por las personas que habían tenido la misma idea, y ahora igual que ellos, paseaban por el malecón del rio.
Después del paseo, Roberto y María
Gabriela se acercaron al bar del pueblo. Allí, aprovechando el día habían puesto unas sillas frente al bar, a modo de terracita, y alguna mesa fuera, y se sentaron a tomar algo.
Pidieron unos cafés con leche y la gente que por allí pasaba les saludaban, o se paraban con ellos para hablar de alguna cosa sin importancia.
Al lado de ellos, una abuela explicaba a su nieta, que jugaba sentada en el suelo
sin hacerle mucho caso, como podía teñir de rojo con mercromina el pelo de
su vieja muñeca.
Los niños, corrían dando gritos, jugando al pilla.
A las seis de la tarde, se aproximaron los últimos rayos de un día adelantado a la primavera y la temperatura
comenzó a descender. Los niños continuaron un rato más pero buscando el abrigo de sus casas, enseguida fue desapareciendo todo el mundo de la calle. Y así terminó la corta tarde de invierno.
Al regresar a casa Roberto pidió a María Gabriela que
subiera con él hasta el desván y allí, delante de ella, levantó
las tablas del suelo y le mostró el escondite donde guardaba el
dinero de los regalos que recibía por las obras que se hacían en el
ayuntamiento.
Y ante los ojos atónitos de María Gabriela, Roberto le dijo:
- Si yo muriese, el dinero que hay en este escondite es tuyo para
que hagas con el lo que quieras.
Ese día de San Valentín, María Gabriela en el desván, a Roberto...
mvf.
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