Mi madre, mientras mi padre disfrutaba siendo la estrella del festejo, aprovechó un momento para escapar y buscar a sus amigas que por algún sitio de la fiesta estarían.
Entre tanto festejo, bajo la mirada lejana que todo lo veía y todo lo sabía de la concejala, se nos acercó Ligia , la hermana de Teles, . - Por que ella y su marido no eran de su bando.- Venía acompañada con toda su familia.
Ligia de pequeñita era una preciosidad de niña, con los ojos verdes brillantes como el color de las algas del rio, y el pelo dorado como el resplandor que deja el sol al atardecer. Ligia era menudita; una autentica muñequita que al llegar a su edad trajo a toda la hombruna de la comarca de cabeza y de morros... metidos en rencillas. De todos los hombres, uno, que era el marinero más fuerte y pendenciero, que sobresalía sobre todas las peleas y disputas, quedó finalmente sin rivales ...Bueno, ya se sabe como son las sirenas. Ligia, de un viaje le convirtió en padre de cinco hermosas criaturas. Y su marinero, como el oceano no da sueldo fijo para mantener semejante prolé, tuvo que abandonar la pesca y echar raices en tierra.
Por el día, el hombre de Ligia, durante la mañana trabaja con una furgoneta con la que recorre el pueblo y la comarca vendiendo pescado; - las vecinas dicen que pesa una maldiciòn sobre él , por eso, como anteriormente tenemos hablado del asunto, corren todos los gatos del pueblo, detrás de su furgoneta, persiguiendole - . Durante la tarde trabaja de albañil y por las noches ... Por las noches, cuando las mareas obligan a esperar a altas horas a que regresen los barcos para comprar el pescado en la lonja; hay quien dice que se le tiene visto a medianoche, con los ojos vidriosos, como sin alma, mirando para la profundidad del océano. Asustándose quienes le reconocían, al ver a aquel hombre alto, famélico ... que antaño había sido el mejor marinero que hubiera por estas costas, cuando se acordaban de las antiguas leyendas que contaban que las sirenas llamaban a los marineros para que fueran a tierra y no les volvían a dejar nunca regresar al mar buscando su perdición.
Por el día, el hombre de Ligia, durante la mañana trabaja con una furgoneta con la que recorre el pueblo y la comarca vendiendo pescado; - las vecinas dicen que pesa una maldiciòn sobre él , por eso, como anteriormente tenemos hablado del asunto, corren todos los gatos del pueblo, detrás de su furgoneta, persiguiendole - . Durante la tarde trabaja de albañil y por las noches ... Por las noches, cuando las mareas obligan a esperar a altas horas a que regresen los barcos para comprar el pescado en la lonja; hay quien dice que se le tiene visto a medianoche, con los ojos vidriosos, como sin alma, mirando para la profundidad del océano. Asustándose quienes le reconocían, al ver a aquel hombre alto, famélico ... que antaño había sido el mejor marinero que hubiera por estas costas, cuando se acordaban de las antiguas leyendas que contaban que las sirenas llamaban a los marineros para que fueran a tierra y no les volvían a dejar nunca regresar al mar buscando su perdición.
Ligía y su compañero, siempre se mostró tibía en materias politicas , por que que como a muchos vecinos, lo de más es tener problemas gratuitos, y se vive en un dejar hacer mientras no te molesten a ti - vive y deja vivir-
Personalmente yo doy la razón a los que obran de esta manera, hasta que la indiferencia termina permitiendo el abuso, los excesos y el despilfarrado, de lo publico por que lo publico es de todos.
Las desavenencias en materia politica de Ligia y su hombre, vinieron a raiz de la prohibición que hizo la concejala al pescantín de vender con la furgoneta pescado enfrente del ayuntamiento, por que salían las funcionarias a comprarle juntandose con las maestras del colegio publico, en su recreo, y daba muy mal ejemplo. Desde entonces se tenía que poner con la furgoneta por la parte poesterior del ayuntamiento para poder vender el pescado, interrumpiendo el acceso por la puerta de atrás, los dias de visita al alcalde.
Y los dos se habían pasado publicamente al bando de los otros. Con nosotras.
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