El
sisa se estaba mirando en el espejo.Cogió el peine y comenzó a estirar el pelo de un lado de la cabeza para el otro para cubrir así la calva, que brillaba desde la frente al cogote.
Después cogió el tubo de laca de su madre y comenzó a girarlo como un satélite, alrededor de su cabeza despoblada, apretando el pulverizador.
Después cogió el tubo de laca de su madre y comenzó a girarlo como un satélite, alrededor de su cabeza despoblada, apretando el pulverizador.
Una
espesa y pegajosa niebla se convirtió en la momentánea atmósfera
de ese planeta inhóspito.
Cuando
terminó soltó el tubo de laca depositándolo en la repisa del
lavabo. Miró para el espejo de nuevo y empezó a atusarse,
comprimiendo esmeradamente el escaso pelo que tenía a los lados de
la cabeza, mientras el planeta en clara rebeldía con su atmosfera invasora empezaba a despejarse poco a poco.
Finalizada toda la operación se abrochó la camisa rosa que había
puesto, y se arremango cuidadosamente las mangas destapando sus
brazos delgados y peludos.
Mirándose
para el espejo empezó a danzar ladeando su cuerpo para los lados
para verse mejor como había quedado; detrás de él se veía desde
el espejo la toalla sobre la bañera y la cortina de la ducha.
Juzgó que ya estaba lo suficientemente bien para salir de casa e ir a ver a sus amistades. Entonces se abrió la puerta del cuarto de baño y entró su madre.
Juzgó que ya estaba lo suficientemente bien para salir de casa e ir a ver a sus amistades. Entonces se abrió la puerta del cuarto de baño y entró su madre.
Llamaron
los de la batea-, Le dijo - Dijeron que estas castigado en casa sin
salir y que estoy encargada de custodiarte y vigilar que cumplas su
recado –
La
madre esperó que su hijo la mirase y después arrancó de nuevo - Otra cosa. También dijeron que de parte de “ tu Madrina “,
que quiere verte- añadiendo - Y de paso que vas, le lleves unos
tomates y unas ramitas de orégano; que va hacer unos macarrones -.
y
ya que su hijo había quedado paralizado al oír el recado, la madre
aprovechó la ocasión y continuó, llena de orgullo por su encargo de vigilancia encomendado: - No
marches sin hacer la cama y dejar la ropa sucia recogida para poner
una lavadora, y cuando vuelvas te cambias que hay que matar una
gallina y desplumarla - .
Por
la mañana mi padre decidió llevarme al pueblo en coche y darme una
lección.
Así
que llegamos a un semáforo en rojo mi padre me dijo silenciosamente,
echándome una amplia sonrisa: - Te vas enterar como se conduce por
el mundo adelante-
Se
metió por la acera derecha y mientras los adelantaba con el coche
dejó a todos pasmados, haciendo la cola, esperando que cambiara el
semáforo a verde.
Yo
abrí los ojos con asombro al ver lo que hacia mi padre y al ladear
la cabeza, mirando para otro lado para no cruzarme con las miradas de los atonitos vecinos, desde la ventanilla divise al
sisa cumpliendo su encargo, que al verme saludaba con la mano a lo
lejos.
xa lein todos os artigos
ResponderEliminaro teu pájaro loco