martes, 13 de agosto de 2013

Carta a martinuka




Querida martina:


Perdona lo que he tardado desde la última vez que te escribí. No es que me haya olvidado de ti en todo este tiempo.  Como ya sabes apenas tengo tiempo para escribir.

En el pueblo pocas cosas han pasado desde la última carta que te envié. Este año llovió abundantemente hasta finales de mayo por lo que las cosechas se han demorado un poco.

La mujer de don sebastián nos regaló un perro de lanas para las ovejas;  aquí estamos todos muy contentas porque hacia falta para que ayudase con el rebaño.


A paco, el de la fuente, el que quería ser tu novio, se le cayó la virgen en un pie cuando la cambiaba de lugar para poner, en su sitio en la iglesia, al san antonio que compró don sebastián.

A mi me parece que paco no tenía culpa y que si la virgen tendría que estar molesta con alguien, por que la quitasen de su lugar, para poner la imagen del san antonio, sería con la mujer de don sebastián que por lo visto está muy agradecida a ese santo; ya sabemos todos como es paco de interesado, y aunque hubiera pecado de exceso en su trabajo esperando una buena propina de don sebastián, de eso a que la santa le esmague un pie …

El perro se ve que es de gente fina. porque hoy cuando íbamos con el carro de las vacas, a recoger tojo a los acantilados para la cuadra del ganado, el perro se subió al carro y desde allí iba mirando como los otros perros venían corriendo detrás con la lengua fuera.


Murió don agustín, el de la tienda de los ultramarinos. No se si lo recordaras pero cuando fue el levantamiento vinieron unos falangista de la coruña para darle el paseo y fusilarlo a él y a otros vecinos. Lo digo porque al entierro de don Agustín vinieron las autoridades de la coruña y aquí no faltó ni el alcalde, ni siquiera don Sebastián.

 Como tu sabes cuando ganó la guerra franco habían venido unos falangistas de la capital para darle el paseo a él y a otros vecinos. La suerte fue que unos marineros que habían estado antes en la lonja de la coruña, al llegar al puerto de aquí, le trajeron el chivatazo ;  don Agustín tenía muchos amigos en la capital. Así que se enteró don agustín habló con don Anselmo, el que había sido alabardero del rey don Alfónso.

 Ahora que me tengo otro rato para escribirte quiero contarte que lo que te había escrito del perro, pues mira tu lo que son las cosas que sin embargo me ha dicho la niña que el perro igual no funciona bien, porque al bajar con el animalito para las lomas del monte, donde estaban las ovejas, se encontró con un corderillo recien nacido que saltaba tras su madre y el perro echo a correr despavoridamente. La niña dice que estuvo buscando toda la tarde y aún no ha aparecido. Esperamos que no haya vuelto para la casa grande de don sebastián y que vayan a pensar que igual somos muy brutos y no sabemos apreciar el regalo de su esposa.


Don Anselmo, sin más dilación se desplazó a la coruña para hablar con el hijo de un amigo con el que había servido juntos en la guardia del rey don Alfonso:  un destacado falangista que trabajaba en el gobierno civil; y le ofreció un regalo de tierras de don agustín a cambio de su vida.
 Los nacionales, como los republicanos se habían alzado contre el rey, le guardaban respeto a don anselmo por que no sabían a que atenerse con él, y también por la avaricia el falangista aceptó. Una vez aceptado el trato, don Anselmo regresó rapidamente de la coruña y movió rapidamente el regalo de tierras de don Agustín.
 El requeté que estuvo por la comarca buscando gente por las casas tenía orden de no tocar a don Agustín y algunos de los testigos que tambien figuraban entre los buscados.
Mientras que en la notaría siguiendo las instrucciones de don anselmo se demoraban todo lo que podían con las escrituras de las tierras.
 Llegado un momento, se tenía que dar aviso a la capitania general de la coruña de haber cumplido la misión y de que se habían efectuado los paseillos con la relación de  los nombres de las personas que habían sido detenidas o ajusticiadas, o como se diga en esos casos,  para que desde la capitania se informase a madrid.  Y como el tiempo ya comenzaba a apremiar se informó a madrid de que se había completado la limpieza con la relación de nombres de personas represaliadas en la provincia, entre las que claro está no figuraba el nombre de don Agustín y sus amigos.
 Asi fue como don Agustín y algunos vecinos del pueblo se salvaron: porque  tenían que estar vivos mientras no se firmaban las escrituras de regalo de parte de las tierras de don Agustín y que hoy pertenecen a don Sebastián.

Bueno. Por aquí, así, de momento no hay nada más que te pueda escribir. Perdona si algo he escrito mal que ya sabes que nunca tuve tiempo para aprender a escribir como enseñan en la escuela.


La niña abelarda, la hija de uno de los caseros de don sebastian, pobrecita tan jovencita y ella sola en la vida con un niño, se quiere marchar a la emigración que aquí la dan muy mala vida y está preocupada porque no tiene quien le cuide a su hijo.




mvf.







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