martes, 2 de octubre de 2012

el vuelo de arcadia 26





Al llegar a la iglesia Arcadia se encontró el coche de la tía la rica aparcado enfrente a la iglesia. Supuso, al ver la puerta abierta del cementerio, que la mujer estaría hablando con su difunto esposo de las cuentas de sus caseros o de algún que otro asunto importante que tratar, por que la viuda en raras ocasiones se veía por estos lugares.
Aunque ya estaba instalada la megafonía, dos altavoces asomaban para fuera en el campanario, arcadia que no estaba para tecnologias ni pensaba estarlo, tocó avisando de misa las campanas a las que había jurado siempre fidelidad, y mientras las campanas sonaban  pensaba si no se rebelarían los difuntos con la megafonía,  y no tendría que ir el mayordomo de la santa compaña a buscarlos personalmente. 
Llegó la gente, los de costumbre, y una señora mayor preguntando por el bolso extraviado.
Al venir el cura se acercó a la sacristía a recogerlo y se lo entregó.
La gente fue entrando y sentandose, y arcadía se acercó a su órgano para encenderlo, pero al dar el interruptor del instrumento este no hizo ninguno de sus ruidos habituales al encender.
Arcadia miró horrorizada en todas las direcciones, no podía ni respirar y poco a poco se iba poniendo morada, entonces el cura,  viendo su apuro, se le acercó sonriente y apartándola un poco, se dirigió al amplificador colocado en un mueble próximo, apretó un botón del amplificador,  y para sorpresa de ardadia, al pulsar después una tecla del instrumento, el órgano sonó en toda la iglesia.
 Luego el cura le enseñó un pequeño mícrofono que habían dejado instalado, y dandole unos golpecitos con el dedo, los golpes repiquetearon en toda la iglesia.
El padre, mirando para ella, que aunque recuperaba el semblante permanecía estupefacta, risueño, le dijo que también se oiría ella misma cuando cantaba mientras tocaba el órgano.
Arcadia no pudo contener una sonrisa que le llegó casi de oreja a oreja, ni el brillo de sus ojos que delataban una alegría desmesurada, y se sentó enfrente al organo, mientra el cura se dirigía para el altar.
El padre contó a los presentes, con la tia la rica incluida, y dijo : - Hoy doy misa para doce, y los presentes que ya no les pillaba de sorpresa, empezaron a hacer sonar en su bolsillo toda la calderilla preparada para la cestita, que habían recogido por casa . Después empezó la misa y continuó hasta que leida la homilía, el cura le hizó una señal e arcadia, que empezó a tocar el órgano, y su voz llena de alegría se elevó llenando el techo abovedado con sus arcos de piedra de la vieja iglesia.

Arcadía pensó en la megafonía instalada en el campanario y se imaginaba siendo escuchada en todo el valle. Surcando las extensiones hasta el monte o escapando hacía el mar. En medio del camino hay una bandada de gaviotas distraidas, planeando en las corrientes del aire, que se sobresaltaban al oir su voz; asustadas le hacen paso, y ella continua hasta llegar al oceano para esconderse entre el ruido de las olas. Un carraspeo le volvió a la realidad, era el padre que quería continuar con la misa.
Arcadia, mientra continuaba la misa, miraba con el rabillo del ojo a todos los asistentes y prestaba oido a todo lo que decían su auditorio:
 por el oido derecho escuchaba la apenas audible, biseante, conversación de la tia la rica, con san antonio:
- San antonio, has que mi a sobrino heredero le suspendan ese examen que le salió tan bien para que siga en la universidad sin venir para aquí, y encuentre una buena moza estudiada y limpia, que le dé buenos hijos y le planche las camisas que viste como un desaguisado y no alguna listilla de aquí. Amen
Y mientras la tia la rica hablaba con san antonio del dinero que recibiría si le pasase algo a su sobrino, que no estaba para heredar.
Por su oido izquierdo arcadia seguía la conversacione con san antonio de la señora que había recogido el bolso encontrado:

- San antonio tu que eres el santo de los enamorados, te pido que el sobrino de la tia la rica que embarazó a mi niña se case con ella como dios manda, te lo pido glorioso san antonio. Amen



Son las doce, el gato de marise pasea por el tejado de la casa, de repente se pone alerta, sus oídos acaban de detectar una vibración imperceptible para el oído humano. Su cuerpo, arma mortal felina, se tensa, alertado por el ruido que aumenta a medida que se acerca hacia el.
De repente salta, realizando una trayectoria perfecta con la que atrapa en el aire. entre sus dientes un ser escamoso que aleteaba en medio de la noche. El sonido desaparece, antes de aterrizar de nuevo en el tejado.
El gato masca ,encima del tejado, haciendo muecas de desagrado, tratando de escupir las escamosas alas de la mariposa nocturna que termina de cazar.

Las campanas estaban dormidas, pero algunas veces les acompaña una ligera vibración producida por la brisa que asciende desde el mar. - Otras veces es la tierra que parece latir.

Una figura encapuchada consigue desmontar el anclaje en la piedra del segundo altavoz, que habían instalado en el campanario. Después lo ata con una cuerda y lo deja deslizarse desde el campanario, suavemente hasta al suelo enfrente a la entrada de la iglesia.
No tarda en bajar del campanario la extraña figura , que recogé las herramientas y los altavoces, escondiéndolo todo después de hacer varios viajes, en el interior de una furgoneta que había dejado aparcada en una cuesta próxima.
La brisa marina del océano es fría y salada.

Se metió en el coche y comenzó, sin marcha y sin encender el motor, a comenzar a rodar por la pendiente poco a poco. Al finalizar la cuesta, arrancó el coche y continuo sin hacer ruido
El vehículo se perdió en la lejanía, mientras todos dormían pero sus luces pudieron ser seguidas desde el campanario hasta llegar a una granja de las que había fuera del pueblo.
El caco sin hacer ruido aparcó en el patio, y con gran sigilo empezó a descargar la megafonía, y su amplificador sustraído de la iglesia, metiendo todo dentro del gallinero. Al terminar cerró la furgoneta y entró al gallinero. Con gran sigilo instaló el equipo y los altavoces, una vez conectado todo, enchufó la corriente a una lampara de empollar los huevos de los pollos, que tenía toma para la corriente.
Escondido entre unos sacos vacios de pienso de las gallinas, descubrió una guitarra eléctrica, que tenía escondida, una de esas que pasan de mano en mano y se afinan de oreja.
La enchufó a la entrada del amplificador, encendió el amplificador y ...
Arcadia despertó en medio de la noche sudando -  ¿ pero como se había olvidado de sus campanas pensando solo en ella ?


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